domingo, 17 de septiembre de 2017

*
«Trampa y Tormenta»

TRAMPA

Entonces hay una muchacha haciendo girar tres aros rojos alrededor de su cuerpo, y es muy hábil y sonríe, y también es hermosa como si prometiera desnudarse. Parece rusa, y soy incapaz de calcular  su edad. Tiene cara de niña, pero ya no puede ser una niña. Lleva una falda negra. Muchos le dan dinero. De pronto, llega un policía  y le hace algunas preguntas. La niña sonríe al guardia mientras responde, pero él ni la mira, tan sólo escribe en su libreta y gruñe. Le tiende un papel y se marcha. La jovencita vuelve a pasarse los aros por el cuello y agita diversas partes de su cuerpo. Un aro le gira en  torno al cuello, otro en la cintura y otro en los muslos. Muchos viejecitos la rodean y asienten con la cabeza.

Entonces hay una adolescente que llora mientras habla por teléfono y chupa un cigarro. Su cara se contrae. Me acerco a su conversación, pero al momento entiendo que se trata de un amor rompiéndose, y me aparto muy rápido porque no creo ser capaz de oírlo sin echarme a llorar yo también. Me voy tan aprisa que remuevo el aire y el humo que la rodea se eleva rápidamente en espirales. Las últimas palabras que distingo son "no sé qué va a pasar..." y lloro igualmente.

Entonces hay una treintañera rubia y muy pálida parada en medio de la plaza, mirando a todas partes con la boca entreabierta, atónita. Sonríe a veces, habla consigo misma. Pasan quince minutos sin que su expresión varíe y, cuando he dejado de prestarle atención, oigo un "¡coññño!" "¡es necesario que llueva!" Me giro y la señora está arrodillada, tocando el suelo con las manos.

Un hombre corre a mirarse en un espejo. 

Miles de pájaros cruzan el cielo claro, y la luna blanquísima yace al fondo, con los dos picos apuntando hacia arriba. Creo que son gaviotas, y vuelan muy alto, acunadas por ráfagas tranquilas, y se cagan sobre nosotros y contribuyen a la poesía. Seguro que los pájaros, como pueden recorrer el cielo, tienen una inmensidad  distinta a la nuestra y más factible. Creo que las especies voladoras deben  ser más enamoradizas, supongo...

Entonces llego yo, asustado y arruinándome a mí mismo. Pero lucho contra aquello y procuro no pensar. Miro de nuevo a la niña de los hula-hops, que sonríe, bendita, impenetrable, y sonríe en otro idioma. Un hombre mayor se pasea muy despacio con pan en una mano y una máquina de respirar en la otra. Tiene cables que le entran por las fosas nasales. Es el rey del oxígeno, y le da de comer a las palomas viejas que siempre se juntan adormiladas en la estatua del caballero. Las palomas, de tan débiles, ya no luchan por la comida. Se toman su tiempo para llegar a las migas, y si otra paloma se las quita, cambian de  dirección, con paciencia hasta conseguir tragar algo, cualquier cosa...

Suena música, gorgoritos femeninos, creo que es Beyoncé a todo volumen en alguna parte. Muchos sonríen al escucharla, y un señor sin dedos y con el rostro desfigurado (su labio inferior es tan grande como mi puño) sonríe  también, creo. Se detiene en medio de la plaza como extasiado, mirando al cielo. A veces he visto a ese hombre pedir en el metro, diciendo "no tengo dedos, no puedo trabajar".

A mi lado una pareja se besa constantemente, sonríen y confluyen, casi no hablan... sólo se agarran las caras con las manos mientras les palpitan los ojos. Largas miradas. Hacen una foto en la que yo también he debido salir. Quiero partirme por la mitad. Miro mi móvil. Leo "la mujer que me matará".

Me voy olvidando de la plaza, se avecina el fango de estrellas, la oscuridad empieza y tiendo a confundirme y a caer en el dolor imaginario, a concluir cosas horribles sobre Elsa. Ya no puedo luchar, estoy pensando, inequívocamente estoy pensando porque ya no veo nada de lo que me pasa alrededor. Pero desde el fondo de mis calvarios artificiales, yo procuro recordarla a ella, a ella. Lucho, trepo la montaña de carroña y me grito que no hay motivos para que esa angustia crezca en mí y, es más, odio precisamente una angustia que viene de la alegría, ¡la odio...!  ¿Es posible no temer lo que no existe? Porque, ¿es posible no ser abandonado?

Entonces nuevos gritos interrumpen mi envenenamiento interno, y creo que la mujer rubia de la lluvia está ahora coqueteando con los gitanos. Suenan palabras bellísimas, claras y profundas. Oigo "te voy a empotrar". La mujer empieza a desnudarse y los gitanos quedan paralizados de miedo. Ella se marcha riendo estridentemente, y a mí también me entra risa. Ahora hay un grupo de unos treinta ancianos dando vueltas en círculos alrededor de la fuente donde estoy sentado, y blanden banderas republicanas y proclaman "ni olvido ni  perdón",  "todos los días a esta hora venimos a protestar...", "Nos han quitado la memoria" , "¡Libertad!"  

Me aparto. Subo al piso más alto del Corte Inglés para ir al baño. La última planta es la de los juguetes, y reflexiono idioteces, ¿el cerebro de Dios es un juguete? ¿Dios piensa a través de juguetes?  ¿qué es lo que está jugando conmigo? ¿cuántos dinosaurios en miniatura podré robar a la vez? Al cabo de un rato salgo de la tienda con  los bolsillos llenos de dinosaurios y apenas pensando en Elsa (esta vez alegremente pero al borde del llanto) compro una cerveza y me meto al tren. Son las siete y media.

No sé adónde ir.

En el tren, una señora mayor no aparta la vista de mí ni un segundo. Está muy gorda y tiene un gesto agresivo. Le cuelgan serpientes de los ojos. No me atrevo a sostenerle la mirada. Creo que es una bruja. Me saca la lengua. Un hombre, en otro vagón, grita algo sobre África. "¡Venid a morir  a África! ¡Mejor morir en África que vivir en trenes!" Dios mío, no hace falta leer a Kafka para leer a Kafka. El tren se bambolea y bebo, agrietándome, a punto de acuchillarme o algo así sólo porque me parece nosequé de ella. No iré a casa. Dios mío, soy mi culpa.

TORMENTA



*
«Procelosas»


El indio de cristal mira extraviado las tripas del alba revolverse en murallas lívidas y rojas como páramos de sangre, como olas de dioses enfermos

Amanece roto el día en la pupila gigante de las fábricas

Ante él se abren el paisaje de la ejecución, la lluvia y los tejados de sombras perdidas y las catedrales lentas del vacío

Algo le falta en sus manos nacidas al invierno. Qué busca el niño en la tormenta

En los gritos de nieve, en la inundación fría que es el corazón del mundo. Qué busca entre las columnas de pájaros, entre las cortinas de su piel...





I
Pero tú que respiras fuego albino y te acercas
taladrando el arcoíris en medio de mi pecho,
fundando allí el paraíso donde cabe un enfermo
tan sólo, o quizás dos, si se miran entre ellos,
tú que aún derrumbada sobre mí estás lejos
en mis adentros tus ojos cavan venas nuevas
por las que cae el viento azul de la primavera.

II
Pero mi piel nerviosa tiende hilos al cielo sin obviedades,
hilos al blanco arriba sin claridad para la niña de hilos
que en mis brazos grita nunca y siete lágrimas de calcular tinieblas
le corren rostro abajo, afilándose. Niña,
si viene perderte después vendrá morirme
asistiendo a las matemáticas de mi carbonización,
si tú vieras que yo no puedo ver caminos,
si adivinaras mi temblor sellado sin sentido...



Respiramos un baile
muerto y cansado
arriba, los pájaros
por el cielo vacío
¿estarán volando
o estarán sufriendo?
abajo, los hombres
en su guerra perfumada
¿estarán sufriendo
o estarán soñando?


*
«…»

Los árboles impensables se mecen al viento
mientras nos dedican extintas miradas
y allá van los cielos hinchándose muertos
y habrá que creerlos porque no dicen nada...




*
«Sin sentido ni locura»

el  vacío gira


El amanecer está sediento
de mis mentiras de nadie con alas.
Estoy recorriendo el cáncer poeta,
recorriendo el esperma vivo de mi abuelo muerto
Somos dados girando hasta la muerte,
nubes amarillas obedeciendo,
nada más que muertos autoritarios:
un delirio triunfal, un mal silencio.
¡Como si fuera a mostraros mi destino!
Nadie puede mostrar lo que está quieto.
Cuando suelte estas palabras, mis deseos
miedos y sueños seguirán en su sitio.
Más me valdría deshacerme...
¡Sería tan feliz si algún día fuera...!
¡Ay, sería tan feliz
si la felicidad no existiera!
Toda la noche sospecho estar muerto
y abandonado.
(Toda la noche sospecho estar escrito.)



por favor garganta mía encuentra pronto el fin del aire



*
«LA MAÑANA DEL 25 DE ENERO DE 2015»

El hombre se disponía a salir de su casa como todas las mañanas. El trabajo espera muy lejos, se despide de sus preciosas hijas y sale por la puerta y baja por las preciosas escaleras blancas. En el portal se le cruza un vecino, un muchacho bastante amable  que  también está saliendo. El hombre le dice Hola, pero esta vez el chico, en vez de contestar Hola abre la boca y pronuncia un espantoso ¡egwelmides! Los ojos de  los dos se cruzan en  la mañana y el hombre alcanza a ver una bruma estéril envolviendo al vecino. Qué extraño. Se diría que ha pasado toda la noche a oscuras pintando con sangre en las paredes de su habitación, pintando "me da miedo la oscuridad". No le da mucha importancia,  el hombre olvida. Nos olvidamos del hombre. El muchacho cabizbajo avanza por el amanecer definitivo, ¿quién lo sabe? Nadie puede saberlo. En la mañana del 25 de enero de 2015 hay un ejército de un solo hombre.

Sube al tren sin decir lo que siente y se deja llevar como una pluma y esta vez no va a mirar a nadie. En los cristales de los ojos de los otros se refleja su imagen odiada, pero esta vez no quedan hermosos pueblos con sabias esperanzas, los bosques no se aprietan contra el corazón: ni un solo esfuerzo furtivo hace falta, porque le depara tanto dolor que está confiado e incluso ya se siente como la hierba fresca a punto de ser arrancada y llora muy erguido sobre la multitud disecada, de rostro tan indiferente e inexpresivo como Saturno.

mi carne pariendo un cisne rojo
mi sangre volando a un ritmo injusto
mi caída alada.

Pensando la catástrofe más oscura sonríe a sus compañeros de clase y empuña el bolígrafo de color negro y  empieza a contestar las preguntas de su examen de Filosofía de la Mente. El profesor tiene cara de ratón y le mira intrigado desde detrás  de la mesa, quizás porque ha notado el temblor de las manos, la mirada de animal postrado entre la nieve de la página, y, claro, el profesor nota que la mirada del chico a veces se levanta,  recorre las espaldas torcidas de sus compañeros y viaja mucho más allá del examen. En un momento levanta la voz y le pregunta: "Compañero, ¿se encuentra bien? Está pálido como la cal"

El chico levanta la cabeza,  dice "Adiós", y sigue escribiendo.




*
«ESTRELLÓDROMO»

asustado de los niños y llorando tóxico y llorando en círculos como un ser humano::::::::: se aprieta dentro de mi cuello una espiral de nunca nacer un nudo crece dentro de mi garganta, debajo de las sábanas carroñeras, entre la sombra indescriptible escribiendo desnudo y alcoholizado y naufragante y maniatado en la tierra y sería muy fácil ahora coger con una mano mi otra mano y arrancármela Quiero despertar chillando de dolor y despertar incapaz de ver: con los ojos cubiertos de tinta y un lápiz atravesándome el cuello y quiero despertar y que mis padres y mi hermano se hayan muert y 

animado y ahogado por la hermosura y contaminado por el amor como están los que aún viven  aunque la podredumbre es comprensible

la luz muerta de la pantalla silba a mi alrededor



*
«Por fin no vemos nada»

¡Estimados lectores de Sífilis, mon amour!

Yo, Jakob Luzhin, soy el encargado de anunciar el advenimiento de una inmensidad tan inmensa que en ella hay tanto sitio para los milagros como para las catástrofes. ¡A este mismísimo blog, a nosotros nos ha tocado vivir un secreto cuyo acceso está reservado a unos pocos! ¡El universo entero ha pasado de largo, pero nosotros hemos quedado paralizados en el momento y el lugar exactos! ¡Parecemos los elegidos! Pero calma, calma, déjame escribir, corazoncito mío. 

Precisamente Andrei y Sergei me han escogido a mí para decíroslo porque mi mordedura es menos venenosa y, aunque los tres estemos temblorosos y feroces como recién nacidos, había más probabilidades de que estas mis palabras no se pusieran a practicar el canibalismo y se acabaran confundiendo con ese fondo blanco que flota por aquí. ¡Somos tan "libres" ahora que podemos resultar un calabozo para alguien desprevenido! ¡Tan certeros y confusos, retorcidos y elevándonos en el dolor y la alegría...! ¡Los tres héroes incoloros, de camino al olvido, van a hundirse en la miel incalculable! ¡Yo no voy a ser viejo nunca! ¡Te amo, Elsa, te amo pero no temas porque también mi muerte te ama, y amaría también que un cáncer me arrancara de tus labios aún fríos de fuego! 

(Me preguntas con dulzura indestructible si nos han elegido los duendes. ¡Me lo dices y se me sube la divinidad por la espalda, tengo que quitarme de encima sus tentáculos desérticos!¡Pero si los duendes no han elegido a nadie! ¡No hay diferencia entre hacer y ser! Y, digo yo, darse cuenta de esto, ¿no es casi convertirse en un elegido? ¿Un Supremo Don Nadie?)

¿Cómo puedo tener tantas lunas dentro? ¡Soy casi un soldado! ¡Llamadlo euforia primigenia! ¡La Inspiración nos ha llamado por teléfono y nos ha contratado! A cambio de nuestros cuerpos (que eran imaginarios) nosotros recibiremos su néctar directamente sobre la boca, la luz caerá en nuestro interior hasta agotarnos y agotarse, hasta que nos encontremos flotando suicidas con la cólera tapando nuestras gargantas y los músculos de ceniza. Nos encontrarán muertos, cada uno al pie de una estatua viva distinta.

¡HEMOS TIMADO A NUESTRA IMAGINACIÓN, LE VENDIMOS LA NADA Y NOS LO LLEVAMOS TODO (QUE ES LA NADA TAMBIÉN, TAL Y COMO REZA LA CIENCIA)!

Cazamos la música antigua que rebota en las paredes llameantes de los cinco templos: el templo auditivo, el ocular, el templo táctil,  el gustativo y olfativo. ¡Ah! Y nuevos templos, sobrecogidos, abrirán sus puertas para nosotros. La oscuridad abrirá sus puertas para nosotros, que no sabemos entrar. 

  (¿Generalizaré, me volveré idiota para atacar a la idiotez generalizada?)

Hemos visto cómo, automáticamente, el objeto de admiración colectiva sufre una transformación repugnante: su piel se desploma, sus ojos se asustan, su boca queda entreabierta como un escenario. Hemos comprobado con estupefacción cómo los hombres se reúnen para adorar a los habitantes de un geriátrico: todo lo querido masivamente empieza a distribuirse como tal, y así queda súbitamente envejecido y distorsionado bajo el peso del mercado. ¿Pero cómo puede ser esto, cómo podrían las personas sacar frutos profundos de lo que ellos mismos rebajan al rango de artículo de feria? ¡Pues porque en el fondo se adoran a sí mismos! Y pocos podrán detenerse ante esto: al fin y al cabo, si las células de un organismo supieran de su papel mecánico, de seguro que comenzaban a comportarse de forma extraña ¡De hecho, conviene que cada célula crea que es libre!

La masa le pone precio a todo lo que mira, y cuando se mira a sí misma, se compra se vende a sí misma. A esta vida mercantil y consumista la gobierna una preocupación por definirse, zanjarse, por encadenar y achicharrar todo lo que pueda causar la mínima duda en el comprador. Todos persiguen un nombre. Quieren parecer claros y cerrados para poder presentarse al mercado como productos apetecibles. En su caos cobarde y calculador, un hombre lo bastante absorbido por la masa tiene el poder, entonces, de extirpar el corazón de cada instante precioso y preciso, en favor de una ruin etiqueta. Así, se puede ver cómo tanto en las redes sociales como en las calles y  lugares de reunión, la pasión, el arte, el pensamiento, son, cada vez más, tratados con el frenesí mudo propio de los mercados. La maravilla ya sólo existe como puente entre monstruos.

A los pocos espíritus que, andrajosos pero palpitantes, todavía acogen en sí mismos la incomprensión, yo les digo: ¡antes mirad a  vuestro alrededor, contemplad el laberinto de frialdad! No os inclinéis todavía sobre las joyas inmortales de otros tiempos. Si las zarandeáis, si tratáis de reanimar algo en ellas mientras seguís en mitad del vórtice de sed consumista, ellas acabarán por perder el rostro incluso para vosotros... ¡Os llamo a vosotros, los frágiles y valientes! Buscad el manantial: este infierno inconsciente nació con el instinto prehistórico de comerciar con la vida.  Y yo me pregunto: ¿será indeleble este instinto? Ahora que lo vemos en su máxima expresión, parece que no: incluso todo sueño es vendible. ¡Pero vender los sueños supone dejar de soñar! ¡O peor, soñar para vender! ¿Qué hacemos? ¿Nos esfumamos? Pocos se atreven... ¿Hacemos la guerra? Demasiados se atreven... ¿Queda algo hacia lo que podamos huir...?

Ya callo. He mirado arriba, y mis palabras forman ahora una colmena terrorífica. No hay ningún acusado. Todos son testigos. No era esto lo que yo quería. ¡Basta, basta! Voy a intentar describir lo que sucede en un solo golpe:

Nuestros párpados son de cristal
Por fin no vemos nada.



*
«Diario»

Hoy el sol lleva el nombre de 17 de Diciembre del año 2015 después de Cristo. Aunque vivo en una época descomunal y algo histérica y apocalíptica, me parece que estos que me rodean son los mismos hombres de siempre, las mismas criaturas de mirada excesiva, deseosas de saber y de soñar. Quizás por mi constitución, o por haber pasado demasiado tiempo solo, difícilmente olvido mi propia sombra (ella no termina), y como resultado me quedan muy pocas palabras firmes: apenas me atrevo a llevarle la contraria al infierno, que normalmente no es más que el eco de nuestra alegría, o al revés. Pero así, sin palabras es como puedo amarlos a todos: mentiré y sin palabras diré que ninguno de ellos puede ser malvado.

O dicho de otra manera: cuando dejé de ser niño, hace demasiado tiempo ya, me  perdí, y entre serenidades y torturas he convertido esa pérdida de la infancia en el equilibrio rugiente de todo el universo. He aprendido a ver cómo a través de nosotros y de todo lo demás se pronuncia la nada de la que venimos y a la que vamos (pero no somos nosotros los que vamos, es a su  vez nuestra nada la que va a encontrarse con la nada...). ¡Aunque quién sabe! Sí, quién sabe... pero moriremos, eso seguro. Entonces habrá que despedirse antes de desaparecer... Al pensar cosas así, sin querer voy a los amaneceres y los atardeceres, y cuando me toca esa luz que cae o se eleva, me descubro extraviado con una facilidad terrible, sin ideas siquiera, tan sólo el tacto de un brillo moviéndose. Descubro la armonía trastornada que nos sobrevuela, y es desolador ese temblor ajeno, que no pertenece a nadie, un frío maravilloso, un silencio que nos transporta en secreto... Pero al tiempo que se deshacen todos los relieves y pierdo la calma ante la paz negra y más profunda, autista, sin anatomía (se parece al invierno, con sus días y noches superpuestos, vacío monocromático y adolescente), ¡al tiempo que me hundo allí donde nada puede rescatarme, ocurre algo fantástico! ¡Y no  es la aniquilación! ¿Y qué es entonces, qué es? 

¿Cuántas miradas se han podido cruzar durante toda la historia de las criaturas? ¡Tantísimas! La mayoría de ellas no han significado nada, y gracias a ello el mundo no está aún completamente destruido. Pero, ¿cuántas de ellas han rescatado o hundido a sus portadores, cuántas han abierto los caminos o la oscuridad sin fronteras? ¿Cuántas miradas han resultado en muertes, y cuántas en caricias incontables?  Esta vez sucede lo sutil e impensable. Aparentemente, todo sigue igual. Las pupilas se posan unas sobre las otras, intranquilas, desconsoladas o fugaces, pero de pronto, ¡Consumidas por un deseo tan extraño!

Como decía ayer, sólo desnudo ante la cara muriente  de las cosas, en carne viva, no puedo mentirme al sentir. Si amo, lo hago inocente de ello: analfabeto. Y desde la ausencia definitiva que engulle cada átomo sonriente y lo envuelve en un secreto abismal (¡se mueven!), desde ahí fui extrañamente catapultado por fuerzas de nuevo desconocidas, precisamente hasta un lugar opuesto al abismo: un abismo invertido (que, por consiguiente, ratifica la estructura abismal del mundo: está listo para hacerme enloquecer y destruirme), con sus propios pánicos, pero esta  vez luminosos, abundantes, y todo lo extraño ahora se me acerca en lugar de alejarse... Repito: desconocido es mi amor, desconocidas me son sus formas y motivos, y desconocida la fuerza de mi...


He puesto demasiadas ideas en este cuaderno, me dan ganas de vomitar. Como no empiece a contar historias, voy a olvidarme de que yo estoy hecho de ellas... ¡Esta misma frase, la escribo desde una distancia enfermiza! ¿Desde cuándo hablo con  la voz de nadie?


*
«Sin título»

Hay una casa en la sombra  de la montaña. En el pueblo nadie sabe qué ocurre allí por las noches, pero lo que sí saben todos es que prefieren no saberlo. Ruidos


Hay una casa en la sombra de la montaña. Bajo la humereda de su chimenea todas las noches a las doce se escuchan ruidos de cristales rotos. Los ruidos se pierden entre los árboles, como simios dispersados por un depredador; y la noche yace en calma hasta el amanecer. El primer rayo de sol del día es como la gota que sacia una sed terrorífica.


*
«Dulce sombra»

En la dulce sombra me recostaba
sufriendo armonías en la dulce sombra
donde una voz muerta y enamorada
enciende la nieve y con sus alas llora

un precioso viento viene a matarnos
miedos y esperanzas se cumplen a la vez...



*
«Doblado»

No tengo una sola palabra que no esté ahora mismo como incrédula, agitándose, y los cielos ebrios expulsan de mí todos los caminos: ¡mirad a la oscuridad en el espejo!  En sus brazos muere yo. Paraíso hacia el que mis lágrimas ascienden boquiabiertas y sin energía... Miro arriba, donde yace también la maravilla agotada, la maravilla gimiendo sus últimas flores... Siempre de nuevo paralizado, navego sobre los péndulos y atónito comprendo una y otra vez que mi vida ha de terminar aquí. Aquí, sobre el oleaje hermoso, inefable, y no allí, cuando de mis ojos no queden más que llagas  palpitantes. Arena. Fantasmas. Pero allí no existe. ¿Cuándo sabré que estoy podrido? ¿Cuál será la señal...?  ¿Fabricaré una tumba con sed y sueños frescos? Yo que he mordido las olas de los agujeros de los ojos de la vida a quien amo, no voy a soportar nuevas historias... Pero las soportaré porque me divierte mucho agitar los  cubiertos en el  aire, sobre el paisaje, y jurar que los mejillones están muy ricos, y saborearlos sin pensar en la muerte.


*
«Página caída»

Misterio: ¿cómo pude esperar a que todos se fueran a dormir para estar maldito? ¿Cómo mantuve la calma? ¿Cómo sonreí? ¡Hasta fui fotografiado en medio de todo eso! Ahora por fin salen ronquidos de la habitación de mis padres, y mi hermano no hace más que jugar en el ordenador, feliz y abstraído. Ahora puedo.

El dolor de esta noche no se parece en nada al resto de dolores que conocí antes. Me recuerdo revolviéndome en la camilla del hospital junto a papá asustado: gimiendo y delirando porque sentía como si hubieran prendido fuego a mi pierna. 

...pero  los dolores de esta noche son deseos, me los envían desde el paraíso: son bobos sin horizontes, mitológicos, y extrañamente valientes como las onomatopeyas: sólo quiero extraer de  mi cuerpo todas las venas, con un alfiler, una por una, ir sacando todas mis venas del futuro hasta que mueran mis ojos empantanados de ángeles que sólo conocen una palabra (y con un nombre les sobra para vivir...) Por eso, quien seas, si estás leyendo esto es justamente porque no puedes acompañarme.

(AJJ, ¿explorador del dolor? seré ridículo...) ¡Espero no tener sueños parapléjicos!

¡hhhhhhhhhhhhh!

Iba a salir a pasear para sobrellevar mi idiotez, pero he descubierto que los pasos dolían mucho más que los sueños, y a medio camino, ya medio borracho, he tenido que volverme corriendo a casa, a escribir  esto. Pero esto también resulta inútil. Tendría que inventar un idioma asesino para  escribir con palabras semejantes a la confusión, a la desesperanza de este momento.

la vida a quien amo... [Ininteligible] 

De todas formas, estoy procurando no revolcarme ni convertirme en una  tienda de oscuridad. Vacíos emblemáticos. 

(la mayor herida a la que puede aspirar un heridor: mostrarle a alguien su propio reflejo.)

 (¿Y, quizás, delante de sus narices, transformarlo en algo que ese alguien odia? No, no... me da que con el reflejo basta.)

He flotado tanto... casi olvidé lo que significa posarse en alguna parte. Mis  extremidades casi  se olvidaron de que existen. De pronto estoy volando, aplastado.

Hay un sol dentro de los ojos cerrados de los pájaros. Un sol cristalino sube por los agujeros de la noche. Abriré el rojo ambulante, aunque me aterre.

Sólo llueve  sin querer  sobre nosotros, pero como decía: no puedo escribirlo. Estoy temblando sobre estas palabras.  Quien sepa reconocer en ellas la alegría, quizás temblará también...

A ver qué pasa ahora cuando teclee adiós


*
«Sueño»

Anochece y el coche cruza kilómetros a toda velocidad bajo uno de los cielos más grandes que he visto nunca. Una mezcla de gris y azul donde empiezan a  surgir estrellas. A nuestro alrededor, campos anchos y sombríos. Dentro del coche también está oscuro: ni siquiera puedo distinguir estas palabras que escribo.

Mi madre conduce, mi padre  duerme y mi hermano come patatas mirando al horizonte. Suena música: "nace el día de mañana/sanita sana..." Siento la tentación de abrir la puerta y arrojarme al asfalto con el coche en marcha, y rodar allí como un muñeco y herirme hasta convertirme en historia. Pero quizás escribo y contengo mi tristeza o, al menos, como una palabra va detrás de la otra, me obligo a ordenarla un poco, ilusoriamente quizás, quizás. peor no es así. Me duermo.

Ahora pongo un cuchillo en tu mano, y tu mirada viaja extrañada y a toda prisa hasta la mía, pero una vez allí... comprende. Diciendo que no con la cabeza, acercas el acero hasta  mi piel, lo arrastras indecisa, y en un momento dejas la punta del cuchillo posada sobre mi pecho. Entonces me abrazas y yo te abrazo con más fuerza aún. Tú tiemblas de arriba abajo, horrorizada, y te echas a llorar, me pegas y  te apartas de un salto, soltando el cuchillo, que ahora se me ha quedado clavado a la altura del corazón.

Ahora nuestros ojos son cascabeles, y al mover la cabeza suenan tintineos ahí dentro. Es extraño, duele un poco. Estoy herido de muerte pero nos reímos sin parar, no podemos dejar de hacerlo mientras balanceamos nuestras cabezas de un lado a otro. Aparecen unos niños y unos violines con piernas y brazos, y nos cogen de la mano. Violines y niños tiran de nosotros hasta el atardecer, que es una piscina. Los violines se tiran al agua naranja y tú vas detrás de ellos para impedir que se estropeen. Entonces yo pienso "si estoy en el horizonte, ¿qué habrá detrás de mí?", e intento girarme para ver, pero los niños me tienen agarrado por la cabeza: quieren impedirme que haga precisamente eso. Lamentablemente, los adultos tienen más fuerza que los niños, (¿qué pasaría si fuera al revés? ¿dictadura, paraíso, extinción? ¿lo mismo?) y logro zafarme, pero al mirar entiendo que los niños tenían razón. Allí sólo había terror: los árboles volaban por el aire como mezclas de estrella e insecto, flotando y agitando ramas y raíces con histeria. Los árboles volaban y los pájaros estaban clavados al suelo, con las alas por fuera, gimoteando y luchando desesperados por salir. Al mismo tiempo que me preguntaba cuál sería la horrible raíz de  los pájaros, decidí apartar la vista. Los niños tenían razón.

Vuelvo a la piscina, y allí te veo, en el agua amarilla, hablando con un chico que tiene un moño inmenso. Estás desnuda (por otra parte pienso "¿cómo iba ella a no estar desnuda en algún momento?") . Entro, tiño el agua de rojo. Me sumerjo.

Vienes hacia mí. Me miras con calma y quitas el cuchillo de un manotazo en mi pecho. Me preguntas: "¿hay hombres inmóviles?" y yo respondo "espero que no..."

Entonces murmuras: "sangre suelta..." y me coges la mano por debajo del agua, que está enteramente roja.


*
«Sin aceptar ni un solo paso»

Calle abajo sin aceptar un solo paso, sin mirar nada y temblando y ahogándome al respirar

en el frío, en la completa desesperanza bajo la luz de una sola estrella absurda,

me escucho llorando ridículo hasta la aurora.

Con los ojos como grifos y las pupilas desnortadas fundidas con el cielo negro. 

No me quejo, esto sólo es información.

Me escucho llorando ridículo hasta la aurora.



*
«Intento escribir»

Paraíso incomprensible: es mi dolor sobrevolando prisioneros aullantes: no existes. Mi voz prueba esas palabras, pero decir no existes es llamarte. Me embisten auroras, funerales, hilos de víctimas: mundo que llevas mundos muriendo, rostros: la destrucción cosiendo más destrucción. Amor: mi corazón se propaga hacia ti: abismo.

¿Por qué dije el sentimiento, si estoy escribiendo precisamente para olvidarlo? Olvidarlo, olvidar un rato los desgarramientos internos: me enferman mis metáforas como dados dormidos, lechos hostiles: adivino una religión y me rodean los futuros donde no tengo cuerpo: sufrir. Tu ausencia sepulcral en la punta de mi lengua: infierno.

¿Qué llave de niebla tienes ahora entre los dedos? Dios: vivimos al unísono: morimos a destiempo: Diablo. Distante. ¿Cuánto falta para tú? Mis heridas ya tienen eco... ¡VEN! ¿Estarás herida? ¿ESTARÁS HERIDA? ¿ESTARÁS HERIDA? ¡AY!


*
«Vivisección»

Quiero ver qué sangro esta noche y olvidaré mi casa en otros cuerpos y las mil manos hundidas cada mañana. Voy a entrar en el rojo ambulante, aunque me aterre. Cojo el cuchillo, Acerco el filo a mi pecho. Lo hundo. Primero un relámpago frío, y después el ardor se extiende. Ay, Shhhh: ay. Acaricio con acero mi sangre, Mía misma: ahora ya sé de dónde sales, pero ¿adónde crees que vas?
 (Antecedente: iba en tren. Sudando. Miraba el exterior del vehículo, la devoración lánguida, la velocidad oscura, el mar de nidos
yo tenía los ojos allí pero de pronto la mirada se me cayó sobre las manos y me di cuenta: ¡querría vivir hoy!)
Se fue la leve, pero omnipotente sospecha de que los gusanos tienen más esperanza que yo
Por eso investigaré mi sangre esta noche: me han dicho que es un circuito cerrado, pero si quiero vivir debe ser que ella se dirige a ALGUNA PARTE


*
«Sueño»

(ambiente pálido)

El suelo está cubierto de hojas de hielo: es lo más delicado que he visto nunca. Me rodea el blanco. Si aparto las hojas con el pie, veo que debajo hay hierba azul creciendo sobre una tierra negra que parece tela ¿Dónde puede estar el árbol de hielo? Yo camino y me adentro en el parque mientras oscurece por todas partes. Las hojas de hielo crujen suavemente bajo mis botas, pero no creo destruir nada. Hay algo vivo cruzando el aire, como un susurro que me hace sentir que estoy moviéndome hacia algún lugar. Miro a lo lejos y veo ratones gigantes corriendo en círculos por el cielo, alrededor del sol que cae. También veo a la Luna: es una línea recta. Bajo la vista. De pronto, una mano blanca sale de la tierra y agita sus dedos desesperadamente en la nada, moviéndose de un lado a otro en busca de algo a lo que agarrarse. La cojo y tiro con fuerza. Como si esa tierra negra fuera mantequilla, con esa facilidad asquerosa cede, y un precioso cuerpo de mujer sale a la superficie. Su mirada va y viene del mundo a mí, no sé al compás de qué. Sonríe y está desnuda. Sería ridículo pensar que ella podría no estar desnuda en algún momento. Tenemos algo parecido a una conversación, pero su belleza me pone muy nervioso. Me olvido de las cosas que digo el el mismo instante en que las pronuncio. Tampoco puedo evitar olvidarme de las palabras de ella. Creo que estamos hablando de la muerte. No quiero que se dé cuenta de que estoy perdiéndolo todo, así que me tumbo en la hierba azul, y además tengo el presentimiento de que si pudiera recordar algo de todo esto, aunque sólo fuera una pizca, me volvería loco. El desconocimiento es mi carne: un vértigo impenetrable al sentirla a mi lado. ¡Está muy oscuro ya, por fin, por fin no puedo ver nada: del todo perdido! Noto que algo dentro de mí se está volviendo sencillo, pero es mentira, y miro a lo alto. Allí está el árbol de hielo, cayendo sobre mí.



*
«Conversación de Larva y Void sobre la ciencia y la crueldad»

LARVA: " [La filosofía] Se diferenció de la ciencia en la revolución científica. Después de 2 mil años de buscar el conocimiento, logró desarrollar un método fiable, eficaz, sólido y certero para obtener el conocimiento, no sólo para hacer preguntas, sino para responderlas. Luego del proceso de la Ilustración, sin embargo, algunos rechazaron ese método y siguieron haciendo filosofía pese a que ya no servía para nada."

VOID: ¡Qué barbaridad! ¿Quién dice eso, un indigente? "servir para", anda qué... 

LARVA: Jajaja, lo acabo de leer, de Mauricio José Schwarz
pero amigo

VOID: ¡Qué pesado, qué egoísta...! ¡Su tribu debe morirse de aburrimiento!

LARVA: Sí, sí, tú tira con tu poesía, pero ahora en serio, ¿para qué sirve la filosofía? Porque yo no lo tengo claro (aunque me guste), pero veo que el discurso del momento es decir que es muy útil y sabes ¿es útil de verdad? Yo pienso que es inútil, y que es genial que lo sea, no veo porque es necesario esclavizarse en la obligación de la utilidad. Es un prejuicio, como que tus desvaríos sean poesía.
JAJA, ¿egoísta por qué?

VOID: Bueno, el conocimiento científico no funciona desechando de viejos y falsos saberes, y cambiándolos por saberes nuevos y verdaderos. ¡No es exactamente así! Eso resulta tan ingenuo... La ciencia, o al menos la manera en que los científicos explican lo que están haciendo, avanza impregnada de perspectivas filosóficas muy concretas (¡que idearon los burgueses de la Revolución Francesa!), y se sirve de ellas sin parar, consciente o inconscientemente.
¿PARA QUÉ SIRVE LA FILOSOFÍA? depende... Marx te diría que debe servir para transformar el mundo, otros te dirían que Construyen obviedades... yo te digo que la Filosofía como disciplina académica es de lo más triste e inerme, pero que el análisis filosófico siempre seguirá vivo, la disección conceptual y comprensiva del mundo sirve para crear y destruir realidades... no sé, amigo, pero piensa en esa expresión abominable: "SERVIR PARA" ¿Para qué sirve la ciencia? ¿Cuando preguntamos para qué sirve algo, no estamos en realidad preguntando por su definición? ¿Y QUÉ DEMONIOS HAY DE DEFINIDO EN ESTE VASTO MUNDD? SÓLO MI POESÍA

LARVA: Voy a eso mismo...
Servir "para". Es como disciplina militar, un asco. (Sólo diría que, en mi perspectiva de la ciencia, no tienen cabida "los saberes" y las "verdades" porque eso implicaría un estatismo que contradeciría la ciencia: que simplemente cambia "teorías" con evidencia sólida por otras "teorías" con evidencias más solidas que las anteriores (o se completan las teorías con más evidencia aún, los "giros" son más raros).

VOID: No sé cómo habrá sido la vida de ese Mauricio, pero quizás le vendría bien dudar un poco más...

LARVA: "Algunos rechazaron ese método y siguieron haciendo filosofía pese a que ya no servía para nada" Y eso es falaz: porque para que esto se cumpla debería demostrar que todo se puede "responder" mediante ciencia (¿y mediante qué ciencia, si hasta hemos fracasado en su delimitación? Sabemos que no todo sirve, al menos...) Y eso sí es cientifismo tal como lo criticarían Hayek o Popper apoyándose en éste.

VOID: Sí... Es que hay preguntas no científicas que nos son muy familiares, hasta el punto de que no podemos deshacernos de ellas, porque las usamos todo el tiempo. Las preguntas éticas y estéticas no pueden responderse según el patrón de Verdadero/Falso ¿Quiere decir eso que no tienen sentido? ¿Que no digo nada comprensible cuando hablo de bueno, malo, hermoso, lo....? ¿O que hacemos referencia, sin saberlo, a meros mecanismos? Pff cuando llego a lo de los mecanismos me doy de narices, no sé qué decir. ¡Igual tienen razón estos robots!

LARVA: Yo creo que él respondería que la filosofía que critica es la misma que tú: como disciplina académica...  Pero, como dices, filosofía es el análisis filosófico, y eso sí estará vivo. El problema es que vemos claramente los productos de la ciencia "sus éxitos", etc, su tecnología: y en ese sentido se puede decir que sirven como progreso dentro de nuestro contexto cultural (y ni siquiera para vivir mejor), pero más allá de eso respondería que sirve para... ¿para descifrar el mundo un poco mejor? ¿comprenderlo? Con sus taras (no hace falta una crítica ahora de los axiomas que presupone, que además son filosóficos, como dijiste, porque seguro que estamos de acuerdo en eso), funciona.
No lo sé. Últimamente leo por ejemplo, entre los que se mueven en el círculo de este MJS ("divulgadores" científicos que atacan la filosofía) que se mueven más por ignorancia filosófica y arrogancia que otra cosa, que una moral se puede construir sin filosofía mediante lo que sabemos por ejemplo de nosotros como especie mediante la biología, etc. Pero ¿responde eso a una moral objetiva, o absoluta, o simplemente a un "orden" dado y como medio de saber qué es lo que nos puede ser más útil para diferentes fines? eso es pragmatismo... y no esa moral hallada de la que se jactan. Creo. En el fondo son humanistas: Stirner dirían que son unos cobardes y que creen en fantasmas, que son unos críos, como los que creen en Dios o en las hadas. Y yo diría que hemos matado a Dios, pero sólo para embriagarnos después con los gases de su cadáver.

VOID: Descifrar el mundo, sí, pero es un desciframiento neutral, que elimina la capacidad humana de mentirse a uno mismo, de entrar en fantasías. Detesto la ciencia por eso, porque no es que no sirva para nada: es que sirve para cualquier cosa.

LARVA: JAJAJA
Yo no la detesto, me gusta, pero tienes razón en el sentido en que en cuanto uno llega al punto del pensamiento científico, hasta la creación artística puede verse sacudida por esa necesidad de ser "creíbles".

VOID: Ninguna moral puede basarse en mecanismos: la moral es prescriptiva, son "consejos", recetas... y los mecanismos están determinados. ¿Puedes dar consejos a una batidora?
sssssssssssssssssss
(sí tío, lo de la arrogancia es horrible...)

LARVA: Sí. Pero lo que pasa es que no sé para qué sirve la filosofía: porque en ese sentido no tiene una utilidad (digamos social) tan clara, y trasladar la pregunta a la ciencia no ayuda en este punto (aunque queda claro así que no hay tanta diferencia). Pero ¿para qué sirve el arte? Yo creo que la filosofía es una forma de arte: nos extasiamos con ella. (Pero yo creo muchas bobadas).  La filosofía es el arte de crear conceptos, que diría Deleuze. Y los conceptos puede ser mejores o peores, y naturalmente que son abstracciones que presentan un serio peligro: que el concepto pretenda superar la realidad que significa: que la absorva para transfigurarla. 

Eso es lo que decía, amigo, que no es moral lo que ellos creen haber encontrado.

VOID: ¡Sí! Pero tío, pongamos que es un arte. Las artes inventan atmósferas, manipulan el mundo, ¿no? Aunque es cierto que el mundo manipula a su vez a las artes. ¡Pero del arte puedes negar cualquier cosa salvo su poder creador!
No es que la filosofía SIRVA PARA ALGO
es que FORMA PARTE DE TODO
de todo arte
O al menos así se me ocurre que es más coherente
...
pensarlo
cof
cof

LARVA: Sí, estoy de acuerdo... Pero, en fin, creo que discutir con cientifistas de verdad es un poco aburrido, es como discutir con creacionistas o con fanáticos del anime (aunque la teatralidad cientifista me gusta, al menos presentan cierta fortaleza, convicción, y en el marasmo de deidades en que vivimos cualquier convicción es un don, aunque también sean esa cárcel que decía Nietzsche)

VOID: Sí... y porque tienes la sensación de que nunca podrán cambiar de perspectiva....
yo, si por ejemplo descubro un puente entre moral y ciencia, probablemente respete más a la ciencia, estoy abierto a ello. O bueno, en realidad lo hay, ¿no? Se usa la ciencia con propósitos morales, a veces, para curar, para... ya sabes. Esa parte es to chachi, tiemblo de emoción.

LARVA: ¿Qué opinas de ese puente? Es decir ¿estudiando a los orangutanes podemos llegar a una forma de moral? (es que sí podemos saber qué está "escrito" en nuestro comportamiento, que es más "natural", pero decir que natural es igual a bueno ya sabemos lo que es...)
Sí, claro, pero eso es independiente ¿no?

VOID: (sí, no tiene que ver, porque no es la ciencia como tal sino su uso) 
claro
natural

LARVA: No lo sé, por una parte me cuesta afirmar que la ciencia no ha mejorado el mundo sin sentirme un caradura por no haberme muerto a los 5 años de varicela... (¿te puedes morir de varicela? Qué triste...) por otra no sé por qué vivir es mejor que morir (y eso me deja en una postura extraña)

VOID: la intuición que he tenido siempre es que el hombre es capaz de cambiar los procesos naturales a su antojo, INCLUSO LAS LEYES DE LA NATURALEZA. pero esto es una barbaridad, de momento, hasta que consiga que las cosas caigan hacia arriba

LARVA: JAJAJA, sí, no creo mucho en eso (y si crees en eso ve poco a poco, no intentes tirarte por un sexto el primer día de tu experimento, prueba al principio desde el primer escalón de una escalera y si funciona vas subiendo hasta estar seguro, ¿sabes? como cuando besas a un chico y no sabes si primero va el beso o la mamada)

VOID: No, eso es exagerado... En la Edad Media la gente no moría de hambre, de hecho alimentaban a los pobres con sopas, en las iglesias, era un deber moral. Y las dentaduras encontradas de esa época están en mucho mejor estado que las de la nuestra. 

LARVA: ¿Ah, sí? (hombre, estadísticamente que la mortalidad infantil era tremenda también es cierto)

VOID: Había más enfermedad, más miseria, pero seguro que más alegría también, ¡y menos dramatismo!

LARVA: SÍ (o no)

VOID: ¿Para qué queremos que sobrevivan tantos niños?

LARVA: a eso voy
pero tío
¿no es una postura un poco cínica?
quiero decir, nosotros frivolizamos, claro, pero...

VOID: No sé, creo que sí. Pero prefiero ser cínico a hipócrita: las cosas no han sido siempre como son ahora, eso, aunque parece una obviedad hay que tenerlo en cuenta. Lo que hoy es aberración, ayer fue "natural" y lo que hoy es natural, ayer fue aberración. Aberración a veces.

LARVA: Yo creo que se ve el progreso como recogida de felicidad (bueno, el concepto de progreso es otras muchas cosas, pero en sí mismo, una superchería): pero es que esto es dogmático y no se ha probado que ahora seamos más felices que hace 1000 años (ni más desdichados, creo). Y si ha habido avances, ha sido menos por la ciencia como por un extraño compromiso moral más sólido (que pende en el vacío, a mi parecer) y la ciencia sólo ha acudido al auxilio cuando se requerían medios de trabajar en la realidad.
Sí, es cierto, y mañana tú y yo seremos aberraciones. Leerán nuestra conversación y dirán: MIRAD A LOS JÓVENES DEL 2015, QUÉ PENSAMIENTOS TAN PRIMITIVOS, QUE SUCIOS Y MALCRIADOS, SON COMO MONOS PREPOTENTES, ECHÉMOSLES MACARRONES CON QUESO, QUE HE OÍDO QUE ESA PORQUERÍA LES GUSTABA

VOID: No sé. La ciencia es como la rueda. Una rueda te lleva al hospital o sirve para desplazar un cañón

LARVA: tío, si la humanidad marcha hacia adelante, dentro de mil años alguien me leerá como ahora miro yo a un mono. Eso es horrible e injusto.

VOID: Pero tristemente, los cañones hacen que haya más hospitales
¿entiendes? Por eso no me gusta la ciencia
NO ME GUSTA, NONONONONONO AHHHGH
AJJAJAA

LARVA: JAJAjajaja, 
es cierto
¿que haya más armas es bueno o malo? gracias a ella hay más hospitales
tío
qué genio de los sofismas te has vuelto desde que fumas maría

VOID: JAJAJ ERES CRUEL

LARVA: amigo, imagínanos en un zoo en el futuro, en el año 3000. Una sociedad medio robótica, avanzada, moralmente irreprochable, totalmente progresista, teniéndonos detrás de un cristal y los niños correteando (aunque bien disciplinados, corriendo en orden) alrededor nuestro tratando de comunicarse, golpeando el cristal con los dedos. Aunque si fuese moralmente irreprochable creo que no nos tendrían en una jaula para exhibirnos, mirándonos indiferentemente, cruelmente...)

¿La indiferencia es crueldad?

VOID: Pues depende del caso, pero a veces puede verse o usarse así... ¿Por?

LARVA: Ah, te refieres a usar la indiferencia como medio para hacer daño... ¿O no?

VOID: Sí, y otro caso posible es que el que padece, según él, la indiferencia de otro, pueda interpretarla como crueldad. Es lo de "verse"

LARVA: Ya te entiendo. Pero, ¿eso es estrictamente indiferencia? ¿Cómo definiríamos la crueldad? Yo podría decir simplificando y sin ingenio mediante que hay dos opciones, o la intención de de hacer daño, o el desinterés hacia un daño causado. (?)

VOID: Sí, pero no puede tratarse de un daño cualquiera, ¿no? ¿No sería ensañamiento? Porque yo puedo tener la intención de pellizcarte jugando, o de darle a un niño una bofetada para que aprenda...

LARVA: Sí, algo así iba a decirte. A mí me convence más definirlo como el regodeo activo en el sufrimiento ajeno. Pero en ese caso la indiferencia no podría ser crueldad: pero, como dijiste, uno podría aparentarla para herir, con lo cual estaría siendo cruel. (O pasivo, en realidad)

VOID: ¡Ah sí! Me parece preciso, eso. Regodeo. A la simple indiferencia ante un dolor ajeno.... yo no la llamaría crueldad. Además, depende del caso. Podríamos hablar de una crueldad activa y de una pasiva, que sería la indiferencia, pero siempre y cuando esa indiferencia no fuera en realidad impotencia, o una sensación de hastío indefinido. Si la indiferencia supone que dejas de hacer algo concreto que podría evitar el sufrimiento de otro... ahí sí sospecho que podemos hablar de crueldad.

LARVA: Pero entonces, ¿definirías la indiferencia como un sentimiento donde puede entrar la crueldad? Supongo que es posible, dado que indiferente es alguien que siente, y cruel es algo que hace, de modo que, y ya dijiste algo así, quedaría como un mero juego reinterpretativo de las acciones ajenas, es decir, que cualquier cosa que uno haga podría ser vista como crueldad aunque mi intención abiertamente no sea ser cruel. (Aunque ahora que lo pienso, esto es contradictorio -y ojo, sólo soy contradictorio aquí, en Whatsapp, ya sabes que en la vida real mis discursos son como pasar a Kant por el Loquendo- quiero decir: que en ningún caso podría decirse que estoy siendo cruel si no me regodeo)

VOID: ¡Exacto! Está abierto, y es un poco extraño, porque se trata del sufrimiento... y poca cosas se me ocurren más objetivas que el dolor.

LARVA: Pero...

VOID: ¡DE PEROS NADA! Si, al cortarme, el dolor fuera para otro, para nadie o para todos, viviríamos en un mundo con unas costumbres muy diferentes. Por supuesto que puede haber dolores mentales o inventados, pero ¿existe el dolor inconsciente? Bueno, Kafka, que "llora sin saberlo" te diría que sí... ¡ya me callo, ya me callo, Kafka! Pero el dolor inconsciente es imaginable, aunque no puede ser verdad...

Mientras se me va la olla, piensa en la relación entre conciencia y memoria. Ser conscientes de algo nos permite recordarlo, ¿no? Dicho de otra forma, si no fuéramos conscientes de algo, no podríamos "volver a ello" (reflexiva o ilusoriamente, por supuesto, es decir, más bien "volver sobre ello"). La conciencia retiene reflexivamente a la naturaleza del mundo, que se nos escapa casi por completo, es decir: la conciencia se opone al movimiento que nos rodea (que en sí mismo es una eterna sucesión vacía) generando recuerdos. La conclusión de esto es que la conciencia, al ser esta sensación de retroceso del mundo, nos abre, a través de la memoria, a una serie de reflexiones temporales que potencian enormemente nuestra capacidad previsora del universo. Pensamos para prever cosas, pensamos sospechando del mundo, esto es, temiendo que el mundo no haga precisamente lo que pensamos que hará. Estirando esta idea (aunque no sé si es una burrada) etimológicamente, podemos ir a las palabras "recordar" y "olvido" a través de la mentalidad griega (aletheia), con lo cual la conciencia sería, en oposición al olvido, un movimiento de generar verdades. La verdad es miedo.


LARVA: Pero...

***** 

Larva decide introducir él también un monólogo sobre cualquier cosa. Pero ahora mismo no se le ocurre nada y da por cerrado el post de hoy. Díganle a Larva que lo quieren. Se siente muy desdichado por tener las palabras muertas en la boca, como gusanos cagando sobre su lengua. Y díganle también que lo odian. No queremos que se le suba el amor ajeno a la cabeza. (¿Y si se le sube el amor dado a la cabeza y el amor se convierte en pájaros con ametralladoras? ¡Qué desastre si el mundo se llenase de pájaros con ametralladoras!)

*
«…»

Derribarnos y derrotarnos

y exhibirnos, como dioses

No hay comentarios:

Publicar un comentario