*
«Trampa
y Tormenta»
TRAMPA
Entonces
hay una muchacha haciendo girar tres aros rojos alrededor de su
cuerpo, y es muy hábil y sonríe, y también es hermosa como si
prometiera desnudarse. Parece rusa, y soy incapaz de calcular su
edad. Tiene cara de niña, pero ya no puede ser una niña. Lleva una
falda negra. Muchos le dan dinero. De pronto, llega un policía y
le hace algunas preguntas. La niña sonríe al guardia mientras
responde, pero él ni la mira, tan sólo escribe en su libreta y
gruñe. Le tiende un papel y se marcha. La jovencita vuelve a pasarse
los aros por el cuello y agita diversas partes de su cuerpo. Un aro
le gira en torno al cuello, otro en la cintura y otro en los
muslos. Muchos viejecitos la rodean y asienten con la cabeza.
Entonces
hay una adolescente que llora mientras habla por teléfono y chupa un
cigarro. Su cara se contrae. Me acerco a su conversación, pero al
momento entiendo que se trata de un amor rompiéndose, y me aparto
muy rápido porque no creo ser capaz de oírlo sin echarme a llorar
yo también. Me voy tan aprisa que remuevo el aire y el humo que la
rodea se eleva rápidamente en espirales. Las últimas palabras que
distingo son "no
sé qué va a pasar..." y
lloro igualmente.
Entonces
hay una treintañera rubia y muy pálida parada en medio de la plaza,
mirando a todas partes con la boca entreabierta, atónita. Sonríe a
veces, habla consigo misma. Pasan quince minutos sin que su expresión
varíe y, cuando he dejado de prestarle atención, oigo un "¡coññño!"
"¡es necesario que llueva!" Me
giro y la señora está arrodillada, tocando el suelo con las manos.
Un
hombre corre a mirarse en un espejo.
Miles
de pájaros cruzan el cielo claro, y la luna blanquísima yace al
fondo, con los dos picos apuntando hacia arriba. Creo que son
gaviotas, y vuelan muy alto, acunadas por ráfagas tranquilas, y se
cagan sobre nosotros y contribuyen a la poesía. Seguro que los
pájaros, como pueden recorrer el cielo, tienen una inmensidad
distinta a la nuestra y más factible. Creo que las especies
voladoras deben ser más enamoradizas, supongo...
Entonces
llego yo, asustado y arruinándome a mí mismo. Pero lucho contra
aquello y procuro no pensar. Miro de nuevo a la niña de los
hula-hops, que sonríe, bendita, impenetrable, y sonríe en otro
idioma. Un hombre mayor se pasea muy despacio con pan en una mano y
una máquina de respirar en la otra. Tiene cables que le entran por
las fosas nasales. Es el rey del oxígeno, y le da de comer a las
palomas viejas que siempre se juntan adormiladas en la estatua del
caballero. Las palomas, de tan débiles, ya no luchan por la comida.
Se toman su tiempo para llegar a las migas, y si otra paloma se las
quita, cambian de dirección, con paciencia hasta conseguir
tragar algo, cualquier cosa...
Suena
música, gorgoritos femeninos, creo que es Beyoncé a todo volumen en
alguna parte. Muchos sonríen al escucharla, y un señor sin dedos y
con el rostro desfigurado (su labio inferior es tan grande como mi
puño) sonríe también, creo. Se detiene en medio de la plaza
como extasiado, mirando al cielo. A veces he visto a ese hombre pedir
en el metro, diciendo "no
tengo dedos, no puedo trabajar".
A
mi lado una pareja se besa constantemente, sonríen y confluyen, casi
no hablan... sólo se agarran las caras con las manos mientras les
palpitan los ojos. Largas miradas. Hacen una foto en la que yo
también he debido salir. Quiero partirme por la mitad. Miro mi
móvil. Leo "la mujer que me matará".
Me
voy olvidando de la plaza, se avecina el fango de estrellas, la
oscuridad empieza y tiendo a confundirme y a caer en el dolor
imaginario, a concluir cosas horribles sobre Elsa. Ya no puedo
luchar, estoy pensando, inequívocamente estoy pensando porque ya no
veo nada de lo que me pasa alrededor. Pero desde el fondo de mis
calvarios artificiales, yo procuro recordarla a ella, a ella. Lucho,
trepo la montaña de carroña y me grito que no hay motivos para que
esa angustia crezca en mí y, es más, odio precisamente una angustia
que viene de la alegría, ¡la odio...! ¿Es posible no temer
lo que no existe? Porque, ¿es posible no ser abandonado?
Entonces
nuevos gritos interrumpen mi envenenamiento interno, y creo que la
mujer rubia de la lluvia está ahora coqueteando con los gitanos.
Suenan palabras bellísimas, claras y profundas. Oigo "te
voy a empotrar".
La mujer empieza a desnudarse y los gitanos quedan paralizados de
miedo. Ella se marcha riendo estridentemente, y a mí también me
entra risa. Ahora hay un grupo de unos treinta ancianos dando vueltas
en círculos alrededor de la fuente donde estoy sentado, y blanden
banderas republicanas y proclaman "ni
olvido ni perdón", "todos
los días a esta hora venimos a protestar...", "Nos han
quitado la memoria" , "¡Libertad!"
Me
aparto. Subo al piso más alto del Corte Inglés para ir al baño. La
última planta es la de los juguetes, y reflexiono idioteces, ¿el
cerebro de Dios es un juguete? ¿Dios piensa a través de juguetes?
¿qué es lo que está jugando conmigo? ¿cuántos dinosaurios
en miniatura podré robar a la vez? Al cabo de un rato salgo de la
tienda con los bolsillos llenos de dinosaurios y apenas
pensando en Elsa (esta vez alegremente pero al borde del llanto)
compro una cerveza y me meto al tren. Son las siete y media.
No
sé adónde ir.
En
el tren, una señora mayor no aparta la vista de mí ni un segundo.
Está muy gorda y tiene un gesto agresivo. Le cuelgan serpientes de
los ojos. No me atrevo a sostenerle la mirada. Creo que es una bruja.
Me saca la lengua. Un hombre, en otro vagón, grita algo sobre
África. "¡Venid
a morir a África! ¡Mejor morir en África que vivir en
trenes!" Dios
mío, no hace falta leer a Kafka para leer a Kafka. El tren se
bambolea y bebo, agrietándome, a punto de acuchillarme o algo así
sólo porque me parece nosequé de ella. No iré a casa. Dios mío,
soy mi culpa.
TORMENTA
*
«Procelosas»
El indio de cristal mira extraviado las tripas del alba revolverse en murallas lívidas y rojas como páramos de sangre, como olas de dioses enfermos
Amanece
roto el día en la pupila gigante de las fábricas
Ante
él se abren el paisaje de la ejecución, la lluvia y los tejados de
sombras perdidas y las catedrales lentas del vacío
Algo
le falta en sus manos nacidas al invierno. Qué busca el niño en la
tormenta
En
los gritos de nieve, en la inundación fría que es el corazón del
mundo. Qué busca entre las columnas de pájaros, entre las cortinas
de su piel...
I
Pero
tú que respiras fuego albino y te acercas
taladrando
el arcoíris en medio de mi pecho,
fundando
allí el paraíso donde cabe un enfermo
tan
sólo, o quizás dos, si se miran entre ellos,
tú
que aún derrumbada sobre mí estás lejos
en
mis adentros tus ojos cavan venas nuevas
por
las que cae el viento azul de la primavera.
II
Pero
mi piel nerviosa tiende hilos al cielo sin obviedades,
hilos
al blanco arriba sin claridad para la niña de hilos
que
en mis brazos grita nunca y
siete lágrimas de calcular tinieblas
le
corren rostro abajo, afilándose. Niña,
si
viene perderte después vendrá morirme
asistiendo
a las matemáticas de mi carbonización,
si
tú vieras que yo no puedo ver caminos,
si
adivinaras mi temblor sellado sin sentido...
Respiramos
un baile
muerto
y cansado
arriba,
los pájaros
por
el cielo vacío
¿estarán
volando
o
estarán sufriendo?
abajo,
los hombres
en
su guerra perfumada
¿estarán
sufriendo
o
estarán soñando?
*
«…»
Los
árboles impensables se mecen al viento
mientras
nos dedican extintas miradas
y
allá van los cielos hinchándose muertos
y
habrá que creerlos porque no dicen nada...
*
«Sin
sentido ni locura»
el
vacío gira
El
amanecer está sediento
de
mis mentiras de nadie con alas.
Estoy
recorriendo el cáncer poeta,
recorriendo
el esperma vivo de mi abuelo muerto
Somos
dados girando hasta la muerte,
nubes
amarillas obedeciendo,
nada
más que muertos autoritarios:
un
delirio triunfal, un mal silencio.
¡Como
si fuera a mostraros mi destino!
Nadie
puede mostrar lo que está quieto.
Cuando
suelte estas palabras, mis deseos
miedos
y sueños seguirán en su sitio.
Más
me valdría deshacerme...
¡Sería
tan feliz si algún día fuera...!
¡Ay,
sería tan feliz
si
la felicidad no existiera!
Toda
la noche sospecho estar muerto
y
abandonado.
(Toda
la noche sospecho estar escrito.)
por
favor garganta mía encuentra pronto el fin del aire
*
«LA
MAÑANA DEL 25 DE ENERO DE 2015»
El
hombre se disponía a salir de su casa como todas las mañanas. El
trabajo espera muy lejos, se despide de sus preciosas hijas y sale
por la puerta y baja por las preciosas escaleras blancas. En el
portal se le cruza un vecino, un muchacho bastante amable que
también está saliendo. El hombre le dice Hola,
pero esta vez el chico, en vez de contestar Hola abre
la boca y pronuncia un espantoso ¡egwelmides! Los
ojos de los dos se cruzan en la mañana y el hombre
alcanza a ver una bruma estéril envolviendo al vecino. Qué extraño.
Se diría que ha pasado toda la noche a oscuras pintando con sangre
en las paredes de su habitación, pintando "me
da miedo la oscuridad".
No le da mucha importancia, el hombre olvida. Nos olvidamos del
hombre. El muchacho cabizbajo avanza por el amanecer definitivo,
¿quién lo sabe? Nadie puede saberlo. En la mañana del 25 de enero
de 2015 hay un ejército de un solo hombre.
Sube
al tren sin decir lo que siente y se deja llevar como una pluma y
esta vez no va a mirar a nadie. En los cristales de los ojos de los
otros se refleja su imagen odiada, pero esta vez no quedan hermosos
pueblos con sabias esperanzas, los bosques no se aprietan contra el
corazón: ni un solo esfuerzo furtivo hace falta, porque le depara
tanto dolor que está confiado e incluso ya se siente como la hierba
fresca a punto de ser arrancada y llora muy erguido sobre la multitud
disecada, de rostro tan indiferente e inexpresivo como Saturno.
mi
carne pariendo un cisne rojo
mi
sangre volando a un ritmo injusto
mi
caída alada.
Pensando
la catástrofe más oscura sonríe a sus compañeros de clase y
empuña el bolígrafo de color negro y empieza a contestar las
preguntas de su examen de Filosofía de la Mente. El profesor tiene
cara de ratón y le mira intrigado desde detrás de la mesa,
quizás porque ha notado el temblor de las manos, la mirada de animal
postrado entre la nieve de la página, y, claro, el profesor nota que
la mirada del chico a veces se levanta, recorre las espaldas
torcidas de sus compañeros y viaja mucho más allá del examen. En
un momento levanta la voz y le pregunta: "Compañero,
¿se encuentra bien? Está pálido como la cal"
El
chico levanta la cabeza, dice "Adiós",
y sigue escribiendo.
*
«ESTRELLÓDROMO»
asustado
de los niños y llorando tóxico y llorando en círculos como un ser
humano::::::::: se aprieta dentro de mi cuello una espiral de nunca
nacer un nudo crece dentro de mi garganta, debajo de las sábanas
carroñeras, entre la sombra indescriptible escribiendo desnudo y
alcoholizado y naufragante y maniatado en la tierra y sería muy
fácil ahora coger con una mano mi otra mano y arrancármela Quiero
despertar chillando de dolor y despertar incapaz de ver: con los ojos
cubiertos de tinta y un lápiz atravesándome el cuello y quiero
despertar y que mis padres y mi hermano se hayan muert y
animado
y ahogado por la hermosura y contaminado por el amor como están los
que aún viven aunque la podredumbre es comprensible
la
luz muerta de la pantalla silba a mi alrededor
*
«Por
fin no vemos nada»
¡Estimados
lectores de Sífilis, mon amour!
Yo,
Jakob Luzhin, soy el encargado de anunciar el advenimiento de una
inmensidad tan inmensa que en ella hay tanto sitio para los milagros
como para las catástrofes. ¡A este mismísimo blog, a nosotros nos
ha tocado vivir un secreto cuyo acceso está reservado a unos pocos!
¡El universo entero ha pasado de largo, pero nosotros hemos quedado
paralizados en el momento y el lugar exactos! ¡Parecemos los
elegidos! Pero calma, calma, déjame escribir, corazoncito mío.
Precisamente
Andrei y Sergei me han escogido a mí para decíroslo porque mi
mordedura es menos venenosa y, aunque los tres estemos temblorosos y
feroces como recién nacidos, había más probabilidades de que estas
mis palabras no se pusieran a practicar el canibalismo y se acabaran
confundiendo con ese fondo blanco que flota por aquí. ¡Somos tan
"libres" ahora que podemos resultar un calabozo para
alguien desprevenido! ¡Tan certeros y confusos, retorcidos y
elevándonos en el dolor y la alegría...! ¡Los tres héroes
incoloros, de camino al olvido, van a hundirse en la miel
incalculable! ¡Yo no voy a ser viejo nunca! ¡Te amo, Elsa, te amo
pero no temas porque también mi muerte te ama, y amaría también
que un cáncer me arrancara de tus labios aún fríos de fuego!
(Me
preguntas con dulzura indestructible si nos han elegido los duendes.
¡Me lo dices y se me sube la divinidad por la espalda, tengo que
quitarme de encima sus tentáculos desérticos!¡Pero si los duendes
no han elegido a nadie! ¡No hay diferencia entre hacer y ser! Y,
digo yo, darse cuenta de esto, ¿no es casi convertirse en un
elegido? ¿Un Supremo Don Nadie?)
¿Cómo
puedo tener tantas lunas dentro? ¡Soy casi un soldado! ¡Llamadlo
euforia primigenia! ¡La Inspiración nos ha llamado por teléfono y
nos ha contratado! A cambio de nuestros cuerpos (que eran
imaginarios) nosotros recibiremos su néctar directamente sobre la
boca, la luz caerá en nuestro interior hasta agotarnos y agotarse,
hasta que nos encontremos flotando suicidas con la cólera tapando
nuestras gargantas y los músculos de ceniza. Nos encontrarán
muertos, cada uno al pie de una estatua viva distinta.
¡HEMOS
TIMADO A NUESTRA IMAGINACIÓN, LE VENDIMOS LA NADA Y NOS LO LLEVAMOS
TODO (QUE ES LA NADA TAMBIÉN, TAL Y COMO REZA LA CIENCIA)!
Cazamos
la música antigua que rebota en las paredes llameantes de los cinco
templos: el templo auditivo, el ocular, el templo táctil, el
gustativo y olfativo. ¡Ah! Y nuevos templos, sobrecogidos, abrirán
sus puertas para nosotros. La oscuridad abrirá sus puertas para
nosotros, que no sabemos entrar.
(¿Generalizaré,
me volveré idiota para atacar a la idiotez generalizada?)
Hemos
visto cómo, automáticamente, el objeto de admiración colectiva
sufre una transformación repugnante: su piel se desploma, sus ojos
se asustan, su boca queda entreabierta como un escenario. Hemos
comprobado con estupefacción cómo los hombres se reúnen para
adorar a los habitantes de un geriátrico: todo lo querido
masivamente empieza a distribuirse como
tal, y así queda súbitamente envejecido y distorsionado bajo el
peso del mercado. ¿Pero cómo puede ser esto, cómo podrían las
personas sacar frutos profundos de lo que ellos mismos rebajan al
rango de artículo de feria? ¡Pues porque en el fondo se adoran a sí
mismos! Y pocos podrán detenerse ante esto: al fin y al cabo, si las
células de un organismo supieran de su papel mecánico, de seguro
que comenzaban a comportarse de forma extraña ¡De hecho, conviene
que cada célula crea que es libre!
La
masa le pone precio a todo lo que mira, y cuando se mira a sí misma,
se compra se vende a sí misma. A esta vida mercantil y consumista la
gobierna una preocupación por definirse, zanjarse, por encadenar y
achicharrar todo lo que pueda causar la mínima duda en el comprador.
Todos persiguen un nombre. Quieren parecer claros y cerrados para
poder presentarse al mercado como productos apetecibles. En su caos
cobarde y calculador, un hombre lo bastante absorbido por la masa
tiene el poder, entonces, de extirpar el corazón de cada instante
precioso y preciso, en favor de una ruin etiqueta. Así, se puede ver
cómo tanto en las redes sociales como en las calles y lugares
de reunión, la pasión, el arte, el pensamiento, son, cada vez más,
tratados con el frenesí mudo propio de los mercados. La maravilla ya
sólo existe como puente entre monstruos.
A
los pocos espíritus que, andrajosos pero palpitantes, todavía
acogen en sí mismos la incomprensión, yo les digo: ¡antes mirad a
vuestro alrededor, contemplad el laberinto de frialdad! No os
inclinéis todavía sobre las joyas inmortales de otros tiempos. Si
las zarandeáis, si tratáis de reanimar algo en ellas mientras
seguís en mitad del vórtice de sed consumista, ellas acabarán por
perder el rostro incluso para vosotros... ¡Os llamo a vosotros, los
frágiles y valientes! Buscad el manantial: este infierno
inconsciente nació con el instinto prehistórico de comerciar con la
vida. Y yo me pregunto: ¿será indeleble este instinto? Ahora
que lo vemos en su máxima expresión, parece que no: incluso todo
sueño es vendible. ¡Pero vender los sueños supone dejar de soñar!
¡O peor, soñar para vender! ¿Qué hacemos? ¿Nos esfumamos? Pocos
se atreven... ¿Hacemos la guerra? Demasiados se atreven... ¿Queda
algo hacia lo que podamos huir...?
Ya
callo. He mirado arriba, y mis palabras forman ahora una colmena
terrorífica. No hay ningún acusado. Todos son testigos. No era esto
lo que yo quería. ¡Basta, basta! Voy a intentar describir lo que
sucede en un solo golpe:
Nuestros
párpados son de cristal
Por
fin no vemos nada.
*
«Diario»
Hoy
el sol lleva el nombre de 17 de Diciembre del año 2015 después de
Cristo. Aunque vivo en una época descomunal y algo histérica y
apocalíptica, me parece que estos que me rodean son los mismos
hombres de siempre, las mismas criaturas de mirada excesiva, deseosas
de saber y de soñar. Quizás por mi constitución, o por haber
pasado demasiado tiempo solo, difícilmente olvido mi propia sombra
(ella no termina), y como resultado me quedan muy pocas palabras
firmes: apenas me atrevo a llevarle la contraria al infierno, que
normalmente no es más que el eco de nuestra alegría, o al revés.
Pero así, sin palabras es como puedo amarlos a todos: mentiré y sin
palabras diré que ninguno de ellos puede ser malvado.
O
dicho de otra manera: cuando dejé de ser niño, hace demasiado
tiempo ya, me perdí, y entre serenidades y torturas he
convertido esa pérdida de la infancia en el equilibrio rugiente de
todo el universo. He aprendido a ver cómo a través de nosotros
y de todo lo demás se pronuncia la nada de la que venimos y a la que
vamos (pero no somos nosotros los que vamos, es a su vez
nuestra nada la que va a encontrarse con la nada...). ¡Aunque quién
sabe! Sí, quién sabe... pero moriremos, eso seguro. Entonces habrá
que despedirse antes de desaparecer... Al pensar cosas así, sin
querer voy a los amaneceres y los atardeceres, y cuando me toca
esa luz que cae o se eleva, me descubro extraviado con una facilidad
terrible, sin ideas siquiera, tan sólo el tacto de un brillo
moviéndose. Descubro la armonía trastornada que nos sobrevuela, y
es desolador ese temblor ajeno, que no pertenece a nadie, un frío
maravilloso, un silencio que nos transporta en secreto... Pero al
tiempo que se deshacen todos los relieves y pierdo la calma ante la
paz negra y más profunda, autista, sin anatomía (se parece al
invierno, con sus días y noches superpuestos, vacío monocromático
y adolescente), ¡al tiempo que me hundo allí donde nada puede
rescatarme, ocurre algo fantástico! ¡Y no es la aniquilación!
¿Y qué es entonces, qué es?
¿Cuántas
miradas se han podido cruzar durante toda la historia de las
criaturas? ¡Tantísimas! La mayoría de ellas no han significado
nada, y gracias a ello el mundo no está aún completamente
destruido. Pero, ¿cuántas de ellas han rescatado o hundido a sus
portadores, cuántas han abierto los caminos o la oscuridad sin
fronteras? ¿Cuántas miradas han resultado en muertes, y cuántas en
caricias incontables? Esta vez sucede lo sutil e impensable.
Aparentemente, todo sigue igual. Las pupilas se posan unas sobre las
otras, intranquilas, desconsoladas o fugaces, pero de pronto,
¡Consumidas por un deseo tan extraño!
Como
decía ayer, sólo desnudo ante la cara muriente de las cosas,
en carne viva, no puedo mentirme al sentir. Si amo, lo hago inocente
de ello: analfabeto. Y desde la ausencia definitiva que engulle cada
átomo sonriente y lo envuelve en un secreto abismal (¡se mueven!),
desde ahí fui extrañamente catapultado por fuerzas de nuevo
desconocidas, precisamente hasta un lugar opuesto al abismo: un
abismo invertido (que, por consiguiente, ratifica la estructura
abismal del mundo: está listo para hacerme enloquecer y destruirme),
con sus propios pánicos, pero esta vez luminosos, abundantes,
y todo lo extraño ahora se me acerca en lugar de alejarse... Repito:
desconocido es mi amor, desconocidas me son sus formas y motivos, y
desconocida la fuerza de mi...
He
puesto demasiadas ideas en este cuaderno, me dan ganas de vomitar.
Como no empiece a contar historias, voy a olvidarme de que yo estoy
hecho de ellas... ¡Esta misma frase, la escribo desde una distancia
enfermiza! ¿Desde cuándo hablo con la voz de nadie?
*
«Sin
título»
Hay
una casa en la sombra de la montaña. En el pueblo nadie sabe
qué ocurre allí por las noches, pero lo que sí saben todos es que
prefieren no saberlo. Ruidos
Hay
una casa en la sombra de la montaña. Bajo la humereda de su chimenea
todas las noches a las doce se escuchan ruidos de cristales rotos.
Los ruidos se pierden entre los árboles, como simios dispersados por
un depredador; y la noche yace en calma hasta el amanecer. El primer
rayo de sol del día es como la gota que sacia una sed terrorífica.
*
«Dulce
sombra»
En
la dulce sombra me recostaba
sufriendo
armonías en la dulce sombra
donde
una voz muerta y enamorada
enciende
la nieve y con sus alas llora
un
precioso viento viene a matarnos
miedos
y esperanzas se cumplen a la vez...
*
«Doblado»
No tengo una sola palabra que no esté ahora mismo como incrédula, agitándose, y los cielos ebrios expulsan de mí todos los caminos: ¡mirad a la oscuridad en el espejo! En sus brazos muere yo. Paraíso hacia el que mis lágrimas ascienden boquiabiertas y sin energía... Miro arriba, donde yace también la maravilla agotada, la maravilla gimiendo sus últimas flores... Siempre de nuevo paralizado, navego sobre los péndulos y atónito comprendo una y otra vez que mi vida ha de terminar aquí. Aquí, sobre el oleaje hermoso, inefable, y no allí, cuando de mis ojos no queden más que llagas palpitantes. Arena. Fantasmas. Pero allí no existe. ¿Cuándo sabré que estoy podrido? ¿Cuál será la señal...? ¿Fabricaré una tumba con sed y sueños frescos? Yo que he mordido las olas de los agujeros de los ojos de la vida a quien amo, no voy a soportar nuevas historias... Pero las soportaré porque me divierte mucho agitar los cubiertos en el aire, sobre el paisaje, y jurar que los mejillones están muy ricos, y saborearlos sin pensar en la muerte.
*
«Página
caída»
Misterio:
¿cómo pude esperar a que todos se fueran a dormir para estar
maldito? ¿Cómo mantuve la calma? ¿Cómo sonreí? ¡Hasta fui
fotografiado en medio de todo eso! Ahora por fin salen ronquidos de
la habitación de mis padres, y mi hermano no hace más que jugar en
el ordenador, feliz y abstraído. Ahora puedo.
El
dolor de esta noche no se parece en nada al resto de dolores que
conocí antes. Me recuerdo revolviéndome en la camilla del hospital
junto a papá asustado: gimiendo y delirando porque sentía como si
hubieran prendido fuego a mi pierna.
...pero
los dolores de esta noche son deseos, me los envían desde el
paraíso: son bobos sin horizontes, mitológicos, y extrañamente
valientes como las onomatopeyas: sólo quiero extraer de mi
cuerpo todas las venas, con un alfiler, una por una, ir sacando todas
mis venas del futuro hasta que mueran mis ojos empantanados de
ángeles que sólo conocen una palabra (y con un nombre les sobra
para vivir...) Por eso, quien seas, si estás leyendo esto es
justamente porque no puedes acompañarme.
(AJJ,
¿explorador del dolor? seré ridículo...) ¡Espero no tener
sueños parapléjicos!
¡hhhhhhhhhhhhh!
Iba
a salir a pasear para sobrellevar mi idiotez, pero he descubierto que
los pasos dolían mucho más que los sueños, y a medio camino, ya
medio borracho, he tenido que volverme corriendo a casa, a escribir
esto. Pero esto también resulta inútil. Tendría que inventar
un idioma asesino para escribir con palabras semejantes a la
confusión, a la desesperanza de este momento.
la
vida a quien amo... [Ininteligible]
De todas formas, estoy procurando no revolcarme ni convertirme en una tienda de oscuridad. Vacíos emblemáticos.
(la
mayor herida a la que puede aspirar un heridor: mostrarle a alguien
su propio reflejo.)
(¿Y, quizás, delante de sus narices, transformarlo en algo que ese alguien odia? No, no... me da que con el reflejo basta.)
He
flotado tanto... casi olvidé lo que significa posarse en alguna
parte. Mis extremidades casi se olvidaron de que existen.
De pronto estoy volando, aplastado.
Hay
un sol dentro de los ojos cerrados de los pájaros. Un sol cristalino
sube por los agujeros de la noche. Abriré el rojo ambulante, aunque
me aterre.
Sólo
llueve sin querer sobre nosotros, pero como decía: no
puedo escribirlo. Estoy temblando sobre estas palabras. Quien
sepa reconocer en ellas la alegría, quizás temblará también...
A
ver qué pasa ahora cuando teclee adiós
*
«Sueño»
Anochece
y el coche cruza kilómetros a toda velocidad bajo uno de los cielos
más grandes que he visto nunca. Una mezcla de gris y azul donde
empiezan a surgir estrellas. A nuestro alrededor, campos anchos
y sombríos. Dentro del coche también está oscuro: ni siquiera
puedo distinguir estas palabras que escribo.
Mi
madre conduce, mi padre duerme y mi hermano come patatas
mirando al horizonte. Suena música: "nace el día de
mañana/sanita sana..." Siento la tentación de abrir la puerta
y arrojarme al asfalto con el coche en marcha, y rodar allí como un
muñeco y herirme hasta convertirme en historia. Pero quizás escribo
y contengo mi tristeza o, al menos, como una palabra va detrás de la
otra, me obligo a ordenarla un poco, ilusoriamente quizás, quizás.
peor no es así. Me duermo.
Ahora
pongo un cuchillo en tu mano, y tu mirada viaja extrañada y a toda
prisa hasta la mía, pero una vez allí... comprende. Diciendo que no
con la cabeza, acercas el acero hasta mi piel, lo arrastras
indecisa, y en un momento dejas la punta del cuchillo posada sobre mi
pecho. Entonces me abrazas y yo te abrazo con más fuerza aún. Tú
tiemblas de arriba abajo, horrorizada, y te echas a llorar, me pegas
y te apartas de un salto, soltando el cuchillo, que ahora se me
ha quedado clavado a la altura del corazón.
Ahora
nuestros ojos son cascabeles, y al mover la cabeza suenan tintineos
ahí dentro. Es extraño, duele un poco. Estoy herido de muerte pero
nos reímos sin parar, no podemos dejar de hacerlo mientras
balanceamos nuestras cabezas de un lado a otro. Aparecen unos niños
y unos violines con piernas y brazos, y nos cogen de la mano.
Violines y niños tiran de nosotros hasta el atardecer, que es una
piscina. Los violines se tiran al agua naranja y tú vas detrás de
ellos para impedir que se estropeen. Entonces yo pienso "si
estoy en el horizonte, ¿qué habrá detrás de mí?", e intento
girarme para ver, pero los niños me tienen agarrado por la cabeza:
quieren impedirme que haga precisamente eso. Lamentablemente, los
adultos tienen más fuerza que los niños, (¿qué pasaría si fuera
al revés? ¿dictadura, paraíso, extinción? ¿lo mismo?) y logro
zafarme, pero al mirar entiendo que los niños tenían razón. Allí
sólo había terror: los árboles volaban por el aire como mezclas de
estrella e insecto, flotando y agitando ramas y raíces con histeria.
Los árboles volaban y los pájaros estaban clavados al suelo, con
las alas por fuera, gimoteando y luchando desesperados por salir. Al
mismo tiempo que me preguntaba cuál sería la horrible raíz de los
pájaros, decidí apartar la vista. Los niños tenían razón.
Vuelvo
a la piscina, y allí te veo, en el agua amarilla, hablando con un
chico que tiene un moño inmenso. Estás desnuda (por otra parte
pienso "¿cómo iba ella a no estar desnuda en algún momento?")
. Entro, tiño el agua de rojo. Me sumerjo.
Vienes
hacia mí. Me miras con calma y quitas el cuchillo de un manotazo en
mi pecho. Me preguntas: "¿hay hombres inmóviles?" y yo
respondo "espero que no..."
Entonces
murmuras: "sangre suelta..." y me coges la mano por debajo
del agua, que está enteramente roja.
*
«Sin
aceptar ni un solo paso»
Calle
abajo sin aceptar un solo paso, sin mirar nada y temblando y
ahogándome al respirar
en
el frío, en la completa desesperanza bajo la luz de una sola
estrella absurda,
me
escucho llorando ridículo hasta la aurora.
Con
los ojos como grifos y las pupilas desnortadas fundidas con el cielo
negro.
No
me quejo, esto sólo es información.
Me
escucho llorando ridículo hasta la aurora.
*
«Intento
escribir»
Paraíso
incomprensible: es mi dolor sobrevolando prisioneros aullantes: no
existes. Mi voz prueba esas palabras, pero decir no
existes es
llamarte. Me embisten auroras, funerales, hilos de víctimas: mundo
que llevas mundos muriendo, rostros: la destrucción cosiendo más
destrucción. Amor: mi corazón se propaga hacia ti: abismo.
¿Por
qué dije el sentimiento, si estoy escribiendo precisamente para
olvidarlo? Olvidarlo, olvidar un rato los desgarramientos internos:
me enferman mis metáforas como dados dormidos, lechos hostiles:
adivino una religión y me rodean los futuros donde no tengo cuerpo:
sufrir. Tu ausencia sepulcral en la punta de mi lengua: infierno.
¿Qué
llave de niebla tienes ahora entre los dedos? Dios: vivimos al
unísono: morimos a destiempo: Diablo. Distante. ¿Cuánto falta para
tú? Mis heridas ya tienen eco... ¡VEN! ¿Estarás herida? ¿ESTARÁS
HERIDA? ¿ESTARÁS HERIDA? ¡AY!
*
«Vivisección»
Quiero
ver qué sangro esta noche y olvidaré mi casa en otros cuerpos y las
mil manos hundidas cada mañana. Voy a entrar en el rojo
ambulante, aunque me aterre. Cojo el cuchillo, Acerco el filo a mi
pecho. Lo hundo. Primero un relámpago frío, y después el ardor se
extiende. Ay, Shhhh: ay. Acaricio con acero mi sangre, Mía misma:
ahora ya sé de dónde sales, pero ¿adónde crees que vas?
(Antecedente:
iba en tren. Sudando. Miraba el exterior del vehículo, la devoración
lánguida, la velocidad oscura, el mar de nidos
yo
tenía los ojos allí pero de pronto la mirada se me cayó sobre las
manos y me di cuenta: ¡querría vivir hoy!)
Se
fue la leve, pero omnipotente sospecha de que los gusanos tienen más
esperanza que yo
Por
eso investigaré mi sangre esta noche: me han dicho que es un
circuito cerrado, pero si quiero vivir debe ser que ella se dirige a
ALGUNA PARTE
*
«Sueño»
(ambiente
pálido)
El
suelo está cubierto de hojas de hielo: es lo más delicado que he
visto nunca. Me rodea el blanco. Si aparto las hojas con el pie, veo
que debajo hay hierba azul creciendo sobre una tierra negra que
parece tela ¿Dónde puede estar el árbol de hielo? Yo camino y me
adentro en el parque mientras oscurece por todas partes. Las hojas de
hielo crujen suavemente bajo mis botas, pero no creo destruir nada.
Hay algo vivo cruzando el aire, como un susurro que me hace sentir
que estoy moviéndome hacia algún lugar. Miro a lo lejos y veo
ratones gigantes corriendo en círculos por el cielo, alrededor del
sol que cae. También veo a la Luna: es una línea recta. Bajo la
vista. De pronto, una mano blanca sale de la tierra y agita sus dedos
desesperadamente en la nada, moviéndose de un lado a otro en busca
de algo a lo que agarrarse. La cojo y tiro con fuerza. Como si esa
tierra negra fuera mantequilla, con esa facilidad asquerosa cede, y
un precioso cuerpo de mujer sale a la superficie. Su mirada va y
viene del mundo a mí, no sé al compás de qué. Sonríe y está
desnuda. Sería
ridículo pensar que ella podría no estar desnuda en algún
momento. Tenemos
algo parecido a una conversación, pero su belleza me pone muy
nervioso. Me olvido de las cosas que digo el el mismo instante en que
las pronuncio. Tampoco puedo evitar olvidarme de las palabras de
ella. Creo que estamos hablando de la muerte. No quiero que se dé
cuenta de que estoy perdiéndolo todo, así que me tumbo en la hierba
azul, y además tengo el presentimiento de que si pudiera recordar
algo de todo esto, aunque sólo fuera una pizca, me volvería loco.
El desconocimiento es mi carne: un vértigo impenetrable al sentirla
a mi lado. ¡Está muy oscuro ya, por fin, por fin no puedo ver nada:
del todo perdido! Noto que algo dentro de mí se está volviendo
sencillo, pero es mentira, y miro a lo alto. Allí está el árbol de
hielo, cayendo sobre mí.
*
«Conversación
de Larva y Void sobre la ciencia y la crueldad»
LARVA: " [La filosofía] Se diferenció de la ciencia en la revolución científica. Después de 2 mil años de buscar el conocimiento, logró desarrollar un método fiable, eficaz, sólido y certero para obtener el conocimiento, no sólo para hacer preguntas, sino para responderlas. Luego del proceso de la Ilustración, sin embargo, algunos rechazaron ese método y siguieron haciendo filosofía pese a que ya no servía para nada."
VOID:
¡Qué barbaridad! ¿Quién dice eso, un indigente? "servir
para", anda qué...
LARVA:
Jajaja, lo acabo de leer, de Mauricio José Schwarz
pero
amigo
VOID:
¡Qué pesado, qué egoísta...! ¡Su tribu debe morirse de
aburrimiento!
LARVA:
Sí, sí, tú tira con tu poesía, pero ahora en serio, ¿para qué
sirve la filosofía? Porque yo no lo tengo claro (aunque me guste),
pero veo que el discurso del momento es decir que es muy útil y
sabes ¿es útil de verdad? Yo pienso que es inútil, y que es genial
que lo sea, no veo porque es necesario esclavizarse en la obligación
de la utilidad. Es un prejuicio, como que tus desvaríos sean poesía.
JAJA,
¿egoísta por qué?
VOID:
Bueno, el conocimiento científico no funciona desechando de viejos y
falsos saberes, y cambiándolos por saberes nuevos y verdaderos. ¡No
es exactamente así! Eso resulta tan ingenuo... La ciencia, o al
menos la manera en que los científicos explican lo que están
haciendo, avanza impregnada de perspectivas filosóficas muy
concretas (¡que idearon los burgueses de la Revolución Francesa!),
y se sirve de ellas sin parar, consciente o inconscientemente.
¿PARA
QUÉ SIRVE LA FILOSOFÍA? depende... Marx te diría que debe servir
para transformar el mundo, otros te dirían que Construyen
obviedades... yo te digo que la Filosofía como disciplina académica
es de lo más triste e inerme, pero que el análisis filosófico
siempre seguirá vivo, la disección conceptual y comprensiva del
mundo sirve para crear y destruir realidades... no sé, amigo, pero
piensa en esa expresión abominable: "SERVIR PARA" ¿Para
qué sirve la ciencia? ¿Cuando preguntamos para qué sirve algo, no
estamos en realidad preguntando por su definición? ¿Y QUÉ DEMONIOS
HAY DE DEFINIDO EN ESTE VASTO MUNDD? SÓLO MI POESÍA
LARVA:
Voy a eso mismo...
Servir
"para". Es como disciplina militar, un asco. (Sólo diría
que, en mi perspectiva de la ciencia, no tienen cabida "los
saberes" y las "verdades" porque eso implicaría un
estatismo que contradeciría la ciencia: que simplemente cambia
"teorías" con evidencia sólida por otras "teorías"
con evidencias más solidas que las anteriores (o se completan las
teorías con más evidencia aún, los "giros" son más
raros).
VOID:
No sé cómo habrá sido la vida de ese Mauricio, pero quizás le
vendría bien dudar un poco más...
LARVA:
"Algunos rechazaron ese método y siguieron haciendo filosofía
pese a que ya no servía para nada" Y eso es falaz: porque para
que esto se cumpla debería demostrar que todo se puede "responder"
mediante ciencia (¿y mediante qué ciencia, si hasta hemos fracasado
en su delimitación? Sabemos que no todo sirve, al menos...) Y eso sí
es cientifismo tal como lo criticarían Hayek o Popper apoyándose en
éste.
VOID:
Sí... Es que hay preguntas no científicas que nos son muy
familiares, hasta el punto de que no podemos deshacernos de ellas,
porque las usamos todo el tiempo. Las preguntas éticas y estéticas
no pueden responderse según el patrón de Verdadero/Falso ¿Quiere
decir eso que no tienen sentido? ¿Que no digo nada comprensible
cuando hablo de bueno, malo, hermoso, lo....? ¿O que hacemos
referencia, sin saberlo, a meros mecanismos? Pff cuando llego a lo de
los mecanismos me doy de narices, no sé qué decir. ¡Igual tienen
razón estos robots!
LARVA:
Yo creo que él respondería que la filosofía que critica es la
misma que tú: como disciplina académica... Pero, como dices,
filosofía es el análisis filosófico, y eso sí estará vivo. El
problema es que vemos claramente los productos de la ciencia "sus
éxitos", etc, su tecnología: y en ese sentido se puede decir
que sirven como progreso dentro de nuestro contexto cultural (y ni
siquiera para vivir mejor), pero más allá de eso respondería que
sirve para... ¿para descifrar el mundo un poco mejor? ¿comprenderlo?
Con sus taras (no hace falta una crítica ahora de los axiomas que
presupone, que además son filosóficos, como dijiste, porque seguro
que estamos de acuerdo en eso), funciona.
No
lo sé. Últimamente leo por ejemplo, entre los que se mueven en el
círculo de este MJS ("divulgadores" científicos que
atacan la filosofía) que se mueven más por ignorancia filosófica y
arrogancia que otra cosa, que una moral se puede construir sin
filosofía mediante lo que sabemos por ejemplo de nosotros como
especie mediante la biología, etc. Pero ¿responde eso a una moral
objetiva, o absoluta, o simplemente a un "orden" dado y
como medio de saber qué es lo que nos puede ser más útil para
diferentes fines? eso es pragmatismo... y no esa moral hallada de la
que se jactan. Creo. En el fondo son humanistas: Stirner dirían que
son unos cobardes y que creen en fantasmas, que son unos críos, como
los que creen en Dios o en las hadas. Y yo diría que hemos matado a
Dios, pero sólo para embriagarnos después con los gases de su
cadáver.
VOID:
Descifrar el mundo, sí, pero es un desciframiento neutral, que
elimina la capacidad humana de mentirse a uno mismo, de entrar en
fantasías. Detesto la ciencia por eso, porque no es que no sirva
para nada: es que sirve para cualquier cosa.
LARVA:
JAJAJA
Yo
no la detesto, me gusta, pero tienes razón en el sentido en que en
cuanto uno llega al punto del pensamiento científico, hasta la
creación artística puede verse sacudida por esa necesidad de ser
"creíbles".
VOID:
Ninguna moral puede basarse en mecanismos: la moral es prescriptiva,
son "consejos", recetas... y los mecanismos están
determinados. ¿Puedes dar consejos a una batidora?
sssssssssssssssssss
(sí
tío, lo de la arrogancia es horrible...)
LARVA:
Sí. Pero lo que pasa es que no sé para qué sirve la filosofía:
porque en ese sentido no tiene una utilidad (digamos social) tan
clara, y trasladar la pregunta a la ciencia no ayuda en este punto
(aunque queda claro así que no hay tanta diferencia). Pero ¿para
qué sirve el arte? Yo creo que la filosofía es una forma de arte:
nos extasiamos con ella. (Pero yo creo muchas bobadas). La
filosofía es el arte de crear conceptos, que diría Deleuze. Y los
conceptos puede ser mejores o peores, y naturalmente que son
abstracciones que presentan un serio peligro: que el concepto
pretenda superar la realidad que significa: que la absorva para
transfigurarla.
Eso
es lo que decía, amigo, que no es moral lo que ellos creen haber
encontrado.
VOID:
¡Sí! Pero tío, pongamos que es un arte. Las artes inventan
atmósferas, manipulan el mundo, ¿no? Aunque es cierto que el mundo
manipula a su vez a las artes. ¡Pero del arte puedes negar cualquier
cosa salvo su poder creador!
No
es que la filosofía SIRVA PARA ALGO
es
que FORMA PARTE DE TODO
de
todo arte
O
al menos así se me ocurre que es más coherente
...
pensarlo
cof
cof
LARVA:
Sí, estoy de acuerdo... Pero, en fin, creo que discutir con
cientifistas de verdad es un poco aburrido, es como discutir con
creacionistas o con fanáticos del anime (aunque la teatralidad
cientifista me gusta, al menos presentan cierta fortaleza,
convicción, y en el marasmo de deidades en que vivimos cualquier
convicción es un don, aunque también sean esa cárcel que decía
Nietzsche)
VOID:
Sí... y porque tienes la sensación de que nunca podrán cambiar de
perspectiva....
yo,
si por ejemplo descubro un puente entre moral y ciencia,
probablemente respete más a la ciencia, estoy abierto a ello.
O bueno, en realidad lo hay, ¿no? Se usa la ciencia con
propósitos morales, a veces, para curar, para... ya sabes. Esa parte
es to chachi, tiemblo de emoción.
LARVA:
¿Qué opinas de ese puente? Es decir ¿estudiando a los orangutanes
podemos llegar a una forma de moral? (es que sí podemos saber qué
está "escrito" en nuestro comportamiento, que es más
"natural", pero decir que natural es igual a bueno ya
sabemos lo que es...)
Sí,
claro, pero eso es independiente ¿no?
VOID:
(sí, no tiene que ver, porque no es la ciencia como tal sino su
uso)
claro
natural
LARVA:
No lo sé, por una parte me cuesta afirmar que la ciencia no ha
mejorado el mundo sin sentirme un caradura por no haberme muerto a
los 5 años de varicela... (¿te puedes morir de varicela? Qué
triste...) por otra no sé por qué vivir es mejor que morir (y eso
me deja en una postura extraña)
VOID:
la intuición que he tenido siempre es que el hombre es capaz de
cambiar los procesos naturales a su antojo, INCLUSO LAS LEYES DE LA
NATURALEZA. pero esto es una barbaridad, de momento, hasta que
consiga que las cosas caigan hacia arriba
LARVA:
JAJAJA, sí, no creo mucho en eso (y si crees en eso ve poco a poco,
no intentes tirarte por un sexto el primer día de tu experimento,
prueba al principio desde el primer escalón de una escalera y si
funciona vas subiendo hasta estar seguro, ¿sabes? como cuando besas
a un chico y no sabes si primero va el beso o la mamada)
VOID:
No, eso es exagerado... En la Edad Media la gente no moría de
hambre, de hecho alimentaban a los pobres con sopas, en las iglesias,
era un deber moral. Y las dentaduras encontradas de esa época están
en mucho mejor estado que las de la nuestra.
LARVA:
¿Ah, sí? (hombre, estadísticamente que la mortalidad infantil era
tremenda también es cierto)
VOID:
Había más enfermedad, más miseria, pero seguro que más alegría
también, ¡y menos dramatismo!
LARVA:
SÍ (o no)
VOID:
¿Para qué queremos que sobrevivan tantos niños?
LARVA:
a eso voy
pero
tío
¿no
es una postura un poco cínica?
quiero
decir, nosotros frivolizamos, claro, pero...
VOID:
No sé, creo que sí. Pero prefiero ser cínico a hipócrita: las
cosas no han sido siempre como son ahora, eso, aunque parece una
obviedad hay que tenerlo en cuenta. Lo que hoy es aberración,
ayer fue "natural" y lo que hoy es natural, ayer fue
aberración. Aberración a veces.
LARVA:
Yo creo que se ve el progreso como recogida de felicidad (bueno, el
concepto de progreso es otras muchas cosas, pero en sí mismo, una
superchería): pero es que esto es dogmático y no se ha probado que
ahora seamos más felices que hace 1000 años (ni más desdichados,
creo). Y si ha habido avances, ha sido menos por la ciencia como por
un extraño compromiso moral más sólido (que pende en el vacío, a
mi parecer) y la ciencia sólo ha acudido al auxilio cuando se
requerían medios de trabajar en la realidad.
Sí,
es cierto, y mañana tú y yo seremos aberraciones. Leerán nuestra
conversación y dirán: MIRAD A LOS JÓVENES DEL 2015, QUÉ
PENSAMIENTOS TAN PRIMITIVOS, QUE SUCIOS Y MALCRIADOS, SON COMO MONOS
PREPOTENTES, ECHÉMOSLES MACARRONES CON QUESO, QUE HE OÍDO QUE ESA
PORQUERÍA LES GUSTABA
VOID:
No sé. La ciencia es como la rueda. Una rueda te lleva al hospital o
sirve para desplazar un cañón
LARVA:
tío, si la humanidad marcha hacia adelante, dentro de mil años
alguien me leerá como ahora miro yo a un mono. Eso es horrible e
injusto.
VOID:
Pero tristemente, los cañones hacen que haya más hospitales
¿entiendes?
Por eso no me gusta la ciencia
NO
ME GUSTA, NONONONONONO AHHHGH
AJJAJAA
LARVA:
JAJAjajaja,
es
cierto
¿que
haya más armas es bueno o malo? gracias a ella hay más hospitales
tío
qué
genio de los sofismas te has vuelto desde que fumas maría
VOID:
JAJAJ ERES CRUEL
LARVA:
amigo, imagínanos en un zoo en el futuro, en el año 3000. Una
sociedad medio robótica, avanzada, moralmente irreprochable,
totalmente progresista, teniéndonos detrás de un cristal y los
niños correteando (aunque bien disciplinados, corriendo en orden)
alrededor nuestro tratando de comunicarse, golpeando el cristal con
los dedos. Aunque si fuese moralmente irreprochable creo que no nos
tendrían en una jaula para exhibirnos, mirándonos indiferentemente,
cruelmente...)
¿La indiferencia es crueldad?
VOID:
Pues depende del caso, pero a veces puede verse o usarse así...
¿Por?
LARVA:
Ah, te refieres a usar la indiferencia como medio para hacer daño...
¿O no?
VOID:
Sí, y otro caso posible es que el que padece, según él, la
indiferencia de otro, pueda interpretarla como crueldad. Es lo de
"verse"
LARVA:
Ya te entiendo. Pero, ¿eso es estrictamente indiferencia? ¿Cómo
definiríamos la crueldad? Yo podría decir simplificando y sin
ingenio mediante que hay dos opciones, o la intención de de hacer
daño, o el desinterés hacia un daño causado. (?)
VOID:
Sí, pero no puede tratarse de un daño cualquiera, ¿no? ¿No sería
ensañamiento? Porque yo puedo tener la intención de pellizcarte
jugando, o de darle a un niño una bofetada para que aprenda...
LARVA:
Sí, algo así iba a decirte. A mí me convence más definirlo como
el regodeo activo en el sufrimiento ajeno. Pero en ese caso la
indiferencia no podría ser crueldad: pero, como dijiste, uno podría
aparentarla para herir, con lo cual estaría siendo cruel. (O pasivo,
en realidad)
VOID:
¡Ah sí! Me parece preciso, eso. Regodeo. A la simple indiferencia
ante un dolor ajeno.... yo no la llamaría crueldad. Además, depende
del caso. Podríamos hablar de una crueldad activa y de una pasiva,
que sería la indiferencia, pero siempre y cuando esa indiferencia no
fuera en realidad impotencia, o una sensación de hastío indefinido.
Si la indiferencia supone que dejas de hacer algo concreto que podría
evitar el sufrimiento de otro... ahí sí sospecho que podemos hablar
de crueldad.
LARVA:
Pero entonces, ¿definirías la indiferencia como un sentimiento
donde puede entrar la crueldad? Supongo que es posible, dado que
indiferente es alguien que siente, y cruel es algo que hace, de modo
que, y ya dijiste algo así, quedaría como un mero juego
reinterpretativo de las acciones ajenas, es decir, que cualquier cosa
que uno haga podría ser vista como crueldad aunque mi intención
abiertamente no sea ser cruel. (Aunque ahora que lo pienso, esto es
contradictorio -y ojo, sólo soy contradictorio aquí, en Whatsapp,
ya sabes que en la vida real mis discursos son como pasar a Kant por
el Loquendo- quiero decir: que en ningún caso podría decirse que
estoy siendo cruel si no me regodeo)
VOID:
¡Exacto! Está abierto, y es un poco extraño, porque se trata del
sufrimiento... y poca cosas se me ocurren más objetivas que el
dolor.
LARVA:
Pero...
VOID:
¡DE PEROS NADA! Si,
al cortarme, el dolor fuera para otro, para nadie o para todos,
viviríamos en un mundo con unas costumbres muy diferentes. Por
supuesto que puede haber dolores mentales o inventados, pero ¿existe
el dolor inconsciente? Bueno, Kafka, que "llora
sin saberlo"
te diría que sí... ¡ya me callo, ya me callo, Kafka! Pero el dolor
inconsciente es imaginable, aunque no puede ser verdad...
Mientras
se me va la olla, piensa en la relación entre conciencia y memoria.
Ser conscientes de algo nos permite recordarlo, ¿no? Dicho de otra
forma, si no fuéramos conscientes de algo, no podríamos "volver
a ello" (reflexiva o ilusoriamente, por supuesto, es decir, más
bien "volver sobre ello"). La conciencia retiene
reflexivamente a la naturaleza del mundo, que se nos escapa casi por
completo, es decir: la conciencia se opone al movimiento que nos
rodea (que en sí mismo es una eterna sucesión vacía) generando
recuerdos. La conclusión de esto es que la conciencia, al ser esta
sensación de retroceso del mundo, nos abre, a través de la memoria,
a una serie de reflexiones temporales que potencian enormemente
nuestra capacidad previsora del universo. Pensamos para prever cosas,
pensamos sospechando del mundo, esto es, temiendo que el mundo no
haga precisamente lo que pensamos que hará. Estirando esta idea
(aunque no sé si es una burrada) etimológicamente, podemos ir a las
palabras "recordar" y "olvido" a través de la
mentalidad griega (aletheia), con lo cual la conciencia sería, en
oposición al olvido, un movimiento de generar verdades. La verdad es
miedo.
LARVA: Pero...
*****
Larva decide introducir él también un monólogo sobre cualquier cosa. Pero ahora mismo no se le ocurre nada y da por cerrado el post de hoy. Díganle a Larva que lo quieren. Se siente muy desdichado por tener las palabras muertas en la boca, como gusanos cagando sobre su lengua. Y díganle también que lo odian. No queremos que se le suba el amor ajeno a la cabeza. (¿Y si se le sube el amor dado a la cabeza y el amor se convierte en pájaros con ametralladoras? ¡Qué desastre si el mundo se llenase de pájaros con ametralladoras!)
*
«…»
Derribarnos
y derrotarnos
y
exhibirnos, como dioses
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